Dedicar un tiempo al cambio de armario provoca cierta pereza y no es rara la procrastinación anual, pero para tener una vida ordenada es fundamental hacerlo de forma eficiente. Estos trucos ayudarán a amoldar el día a día con el cambio de estación.
1. Vaciar y clasificar
Desde las prendas hasta las perchas. El armario debe quedar completamente vacío, esto ayudará a que la organización sea más eficiente. Todo lleva su tiempo.
El cambio y el desapego van unidos, no se debe incluir la ropa que -a priori- no se va a usar.
2. Limpieza a fondo
El cambio de armario implica un cambio de época y, tras cada vuelta de hoja conviene que la nueva esté en blanco. Por eso se debe hacer limpieza a cada rincón y cajones del armario. Revisar el buen estado de las perchas también conviene y, como consejo, elegir modelos iguales evita el caos. Un acierto.
3. Espacio para la cautela
Una parte del armario debe reservarse para guardar alguna prenda de abrigo. Algunas chaquetas, una gabardina y un anorak son las recomendables para evitar cualquier contratiempo. Los veranos en Galicia son caprichosos y los imprevistos no lo son tanto.
El resto de ropa de invierno que se guarde en cajas, bolsas y otros espacios de almacenaje debe quedarse limpio para que no se deteriore un año después.
4. Emparejar y separar
5. Organización a medida
6. Los zapatos
7. Camisetas en libro
Se acostumbra a guardar las camisetas, jerséis o sudaderas en altas torres. Con este método, las prendas de abajo se arrugan y las pilas acaban desmoronándose. Es una forma de orden que conviene sustituir por el doblado vertical, una de las claves por las que apuesta Marie Kondo. El secreto está en hacer pequeños paquetes con la ropa que puedan sostenerse en posición longitudinal.
8. Vaqueros y pantalones
La mejor forma de guardar los vaqueros y pantalones es enrollándolos: ocuparán menos espacio, se localizarán más fácilmente y, además, se conservarán mejor y se arrugarán menos.