El Sáhara es el desierto más seco del mundo. Y tiene una explicación, un fenómeno conocido como la célula de Hadley, que seca la atmósfera y hace que la formación de nubes y lluvias sea realmente complicada. Como apuntan desde Meteored, esto provoca que la precipitación anual no supere los 25 litros por metro cuadrado, y en algunas zonas concretas del inmenso desierto (que tiene 9,4 millones km²) puede transcurrir un año entero sin caer una sola gota de lluvia.
Pero los científicos han advertido de que en los próximos días el desierto podría vivir un evento meteorológico «excepcional», de esos que se anotan en los libros de historia. Y es que los modelos prevén que durante las próximas semanas, entre agosto y septiembre, llueva muchísimo más de lo normal en el Sáhara. Hasta un 1000% más en algunas zonas, concretamente.
La clave de todo está en la llamada Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT). Se trata de una franja donde coinciden dos masas de vientos alisios, una proveniente del hemisferio sur y otra del hemisferio norte, lo que provoca que se genere un área de baja presión. ¿La consecuencia? Que se generan las condiciones propicias para que se formen nubes, precipitaciones y tormentas.
Los expertos han detectado que desde hace unos meses la ZCIT se ha desplazado mucho hacia el norte. Y a pesar de que es una franja ecuatorial, influye en el clima mundial. Por ejemplo, puede afectar a la temporada de huracanes en el Atlántico. Y también a las precipitaciones que se registren en el Sáhara, que es exactamente lo que parece que va a suceder.
Esto es lo que se puede ver en las predicciones realizadas por el modelo GFS, gestionado por la NOAA estadounidense, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica. Durante los próximos 14 días, y probablemente también más adelante, las simulaciones muestran que la lluvia llegará a gran parte del Sáhara. Y aunque las cantidad de agua puede no parecer muy alta en términos absolutos, en muchas regiones del desierto sería equivalente a la que suele registrarse en un plazo de varios años. Solo que aquí estamos hablando de que sucederá en unos pocos días.
El modelo ECMWF, del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio, apunta exactamente en la misma dirección. Y también prevé que esa anomalía de lluvias se extienda durante septiembre. Hasta el punto de que durante las próximas semanas en las áreas centrales del desierto podría registrarse un aumento del 1000% en las precipitaciones, y en los bordes un máximo del 500% respecto a los valores normales.
Según explican desde Severe Weather Europe, en los últimos 53 años sólo en cuatro ocasiones se ha producido una anomalía que pudiera desatar lluvias como estas en agosto. Así que un evento de este tipo suele producirse, concluyen, menos de una vez por década. En septiembre, añaden desde Meteored, solo hubo un precedente similar en 1994.
«Aún no tenemos los datos de 2024 para comprender el contexto completo, pero según el pronóstico, será al menos el segundo año más húmedo de las últimas décadas. Esto podría indicar que el fenómeno actual podría ubicarse en un lugar muy alto de los libros de historia, si no entre los años más húmedos. Todavía no hemos terminado nuestra investigación sobre posibles indicios de otoño o invierno en Estados Unidos o Europa, pero una cosa es segura: anomalías meteorológicas tan fuertes y poco frecuentes pueden indicar una gran inestabilidad del sistema meteorológico global», concluyen desde el portal meteorológico.
«La naturaleza inusual y la magnitud de estas lluvias en el Sahara sugieren que algo está ocurriendo en la atmósfera. Algunos científicos consideran que estos eventos podrían ser señales de inestabilidad en el clima global, posiblemente exacerbadas por el calentamiento global y otros factores antropogénicos», añaden desde Meteored.