Con los precios de los alimentos a la baja y los de los carburantes casi en caída libre, el coste de la vida se ha encarecido este agosto un 2,2% en España, con relación a hace un año, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), que este jueves ha presentado los datos del Índice de Precios de Consumo (IPC) adelantado. Es la tasa más baja de los últimos 14 meses: en junio de 2023 fue del 1,9% y desde entonces no había bajado por debajo del 2,3%. El dato definitivo se conocerá a mediados del próximo septiembre.
Este descenso supone una reducción de seis décimas de una inflación que ya empezó a ir de baja en junio, y, en contra de lo que venía sucediendo los últimos años, supone una suavización de precios en un momento del año en el que, por las vacaciones, suele aumentar el consumo y, con él, el importe de los productos. Este agosto, en cambio, la tendencia es a la disminución, gracias, según el Ministerio de Economía «a la caída de los precios tanto de los carburantes como de los alimentos».
De hecho, esta última categoría ya fue decisiva también para la reducción del IPC de julio, cuando entró en vigor la aplicación del IVA cero en el aceite de oliva. La medida se va a mantener hasta finales de septiembre.
La inflación subyacente, el indicador que refleja la evolución del coste de la vida sin tener en cuenta el precio de los alimentos o los productos energéticos (dos categorías muy fluctuantes, ya que están más sujetas a la demanda) también disminuye una décima, y se sitúa en un 2,7%.
En la senda del 2%
«Seguimos en este proceso de moderación de los precios hacia el objetivo del 2% del Banco Central Europeo«, subraya Economía. Una tasa de crecimiento de los precios del 2% es «lo suficientemente baja como para aprovechar los beneficios de la estabilidad de precios y, a la vez, proporciona margen para reducir el riesgo de deflación«, según el criterio del Banco de España.