Encaje de manos y fotografía conjunta del Rey con el president de la Generalitat en el acto inaugural de la Copa América de vela, una imagen que parecía prácticamente imposible hace tan solo unos meses. La llegada del socialista Salvador Illa al frente del Govern ha normalizado las relaciones con Felipe VI tras años de tensión por el ‘procés’ independentista. Illa y el monarca se han encontrado por primera vez desde la investidura en el Nou Port Olímpic de Barcelona para visitar las instalaciones de la competición y la remodelación del paseo.
En la recepción, también estaban presentes el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, el delegado del Gobierno en Cataluña, Carlos Prieto y el alcalde Jaume Collboni. Posteriormente, todo ellos participarán en el acto de bienvenida oficial de la competición, previsto en el Museu Marítim.
Se trata de una imagen que dista mucho de la tensión vivida entre Generalitat y Casa Real tras el convulso otoño de 2017. A pesar de que durante un tiempo una parte del independentismo vio el Rey como un posible mediador del conflicto -fue especialmente así con Artur Mas en 2014-, el discurso del monarca el 3 de octubre de 2017 cerrando filas con la actuación del Gobierno, dos días después de la celebración del referéndum y aun con las cargas policiales muy recientes, marcó un antes y un después en las relaciones.
El punto de máxima tensión fue durante el mandato del president Quim Torra (2018-2020), cuando cada acto público en el que estaban invitadas las dos instituciones se veía empañado por alguna polémica. En lugar de tener el foco mediático el evento en cuestión, la noticia del día acababa siendo si la Generalitat decidía ausentarse o si había desplante por alguna parte. Especialmente clamoroso fue el primer Mobile en el que coincidieron, cuando ni Felipe VI visitó el estand de Cataluña, ni Torra quiso fotografiarse junto al monarca en el pabellón español.
Un intercambio de desplantes que venía precedido por otras dos polémicas más. El primer acto conjunto fue la inauguración de los Juegos del Mediterráneo en Tarragona en 2018, cuando Torra entregó al Rey un libro sobre las cargas policiales del 1-O y unos informes del Síndic de Greuges. Unos días más tarde, el president decidió ausentarse de la entrega de premios Princesa de Girona. Además, Torra renunció a su cargo como vicepresidente de la Fundación, el ayuntamiento de Girona denegó a la Casa Real la cesión del auditorio -alegando unas obras- y hubo protestas de los CDR.
Convivencia con Aragonès
En 2021, Pere Aragonès heredó la situación. Sin embargo, para evitar que cada acto acabara en polémica, el president republicano decidió dotarse de un protocolo. Su decisión fue que no acudiría a ningún acto organizado por la Casa Real y que la Generalitat no invitaría a ningún miembro de la monarquíaa los suyos, pero que convivirían en los actos organizados por terceros. Esto sí, sin participar en ningún besamanos, es decir, sin formar parte de la salutación oficial al Rey. Una forma de demostrar que las relaciones no estaban normalizadas y que se mantenía el rechazo, pero guardando las formas y evitando las controversias.
En el último gran evento de estas características, el Mobile de 2024, no hubo diferencias en cuando a la Generalitat, ya que Aragonès siguió su protocolo, pero no fue así en el caso del ayuntamiento de Barcelona. La exalcaldesa Ada Colau secundaba la política del republicano, pero Collboni sí participó en la salutación al Rey y posó en la fotografía de familia con total normalidad. Ahora, con el cambio de color político en el otro lado de la plaza Sant Jaume, se marca un punto y aparte también en la relación con la Generalitat.