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El policía nacional Javier Martín y su compañero en prácticas, Nicolás Cantos, se encontraban de servicio la noche del 19 de agosto en Ronda cuando una llamada entró en comisaría al filo de las 23.30 horas. Al parecer, alguien alertaba de que un hombre de 57 años de edad que se encontraba en el salón de juegos de la calle Ricardo Navarrete estaba indispuesto y requería ayuda urgente por parte de los sanitarios. Estaba sufriendo una parada cardíaca.

Sin embargo, la pareja de policías llegó antes que la ambulancia. Allí vieron al hombre sentado en una silla. Trataron de estimularle, pero no reaccionaba a absolutamente nada de lo que le hacían, por lo que se dieron cuenta de que tenían menos tiempo de lo que pensaban y que tenían que ponerse manos a la obra y «acelerar procesos». 

«Estuvimos entre cinco y diez minutos haciendo la RCP entre los dos. Una vez que llegaron los sanitarios, tratamos de ayudarles en todo lo posible. Fuimos haciendo relevos con ellos hasta que lo estabilizaron y lo llevaron al hospital de Ronda», cuenta Martín a este periódico.

No tuvieron la oportunidad de hablar con él, por lo que desconocen si el señor padecía alguna enfermedad, pero sí pudieron hablar con su familia horas después de la intervención. «Me dijeron que había entrado en la UCI muy malito, se estaban pensando llevarle a Málaga capital», explica el agente, que recibió también una llamada de agradecimiento desde el Hospital de la Serranía de Ronda por su magnífica labor atendiendo a este señor antes de que llegaran los sanitarios.

«Nos dijeron que, gracias a haber empezado nosotros, el hombre había llegado con vida al hospital; de no haberlo hecho, no se sabe qué habría ocurrido», prosigue. En cuanto a Nicolás, su compañero de prácticas, asegura que actuó «muy bien» en una experiencia que es «muy dura», sobre todo cuando ves que la persona no reacciona.

La veteranía y la falta de experiencia se dieron la mano en esta actuación y ambos lograron ayudar al hombre. Javier lleva cinco años trabajando como policía y pasó un tiempo destinado en Parla, donde tuvo que vivir una situación similar a esta, incluso más grave. «Tuve que hacerle un torniquete a una persona que había sido atacada con un machete. Tenía literalmente un agujero en el brazo. Tuvimos que actuar muy rápido para salvarle la vida», recuerda el policía.

El agente lamenta que los coches de la Policía Nacional a día de hoy no cuenten con un DESA -desfibrilador-, un aparato primordial para salvar vidas a diarios. «Siempre he dicho que cuanto más recursos materiales tengamos, mejor, claro. Es mejor para nosotros, pero sobre todo para el ciudadano, que está más seguro en su día a día», cuenta.

Esta situación ha sido denunciada también por el Comité Ejecutivo Provincial de la Confederación Española de Policía a través de sus redes sociales, donde aseguran que ya han solicitado a la Subdelegación de Gobierno y al Ministerio de Interior estas importantes dotaciones que, subrayan, tienen, por ejemplo, los vehículos de la Policía Local de Málaga.

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