Carlos Alcaraz entró en el US Open 2024 arrasando. Se marchó del Arthur Ashe Stadium asimismo arrollando. Su primera visita a la pista central de Flushing Meadows, en la siempre eléctrica sesión nocturna de Nueva York, empezó y acabó bien, aunque tuvo por en medio una breve pero complicada travesía por el desierto.

Alcaraz, 21 años y nº 3 mundial, se metió en un lío en su estreno, pero supo salir del mismo con calidad. Era superior, se sobrepuso a un bache propio que abrió la puerta al rival, que derivó en un problema extra que se vio obligado a manejar el murciano.

Con el resultado final, nada de que preocuparse. Incluso un rodaje especial para lo que venga después. El objetivo principal lo cumplió con creces, Carlos Alcaraz se impuso al australiano Li Tu, 28 años y nº 186 mundial, por 6-2, 4-6, 6-3 y 6-1 en 2h.42′. 

El jueves, nuevo encuentro, ante el neerlandés Botic Van de Zandschulp, 28 años y nº 74, vencedor del canadiense Denis Shapovalov por 6-4, 7-5 y 6-4. 

Con más minutos de competición en las piernas, sin los nervios de cualquier estreno en Grand Slam, categoría en la que Alcaraz mantiene su racha de invencible: 15 triunfos consecutivos tras haber encadenado los títulos de Roland Garros y Wimbledon, 60 victorias en su cómputo general. Su  nueva misión incluye reconquistar el US Open, que fuera suyo en 2022, donde abrió la cuenta de ‘grandes’, que quiere incrementar a cinco.

Todo va muy rápido en la trayectoria de Alcaraz, que suele ser un tenista de extremos. Con la madurez va limitando riesgos innecesarios, así como adquiriendo nuevas herramientas para salir del paso cuando entra en una crisis de confianza, de desasosiego. Esas fases en las que se precipita cuando crece la ansiedad, castigándose por no haber mantenido la línea adecuada.

Sucedió ante un ‘qualy’, en sólo su segundo encuentro de Grand Slam. Un Tu que llegó a soñar con equipararse a Alcaraz. Tras la paliza inicial, un 6-2 contundente en 29′, la relajación lógica de uno y el ascenso de nivel del otro, según fue perdiendo el miedo al escenario y al oponente.

Con 4-3 y saque, todo parecía listo para sentencia, pero entregó su servicio Alcaraz, y de repente ensució sensaciones y perdió fiabilidad. Parcial negativo de 0-3, set entregado (4-6).

Delirio en la grada por la respuesta del más débil, un Li Tu que se atrevió con todo, rivalizando en ‘puntazos’ con un Alcaraz preocupado. No entendía por qué se había salido de la ruta, y le costaba acertar con su saque. Tres dobles faltas supusieron perder el segundo set, en la quinta bola en contra para ello. Y le estaba sorprendiendo la pujanza de un adversario lógicamente desatado cuando le abrió la puerta a la esperanza. 

«Acéptalo», le invitaba su entrenador Juan Carlos Ferrero. Que no se desesperarse, que volviera a construir los cimientos que él mismo había derruido. Con dedicación, Alcaraz fue mejorando, recuperando el terreno. Y sentenció a lo grande, con un parcial de 9-0 desde el 2-3 del tercer set. Se lo llevó por 6-3 y se adelantó 5-0 en el que sería cuarto y definitivo.

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A Tu le dio para salvar el ‘rosco’, seguir sonriendo porque se lo pasó bien. Tanto que incluso se atrevió a hacer un saque por debajo. Se dio cuenta de su insolencia, pidió disculpas a Alcaraz. Para él ya fue una fiesta arañar un set. Para Carlos era una obligación reencontrarse con el triunfo después de perder la final olímpica con Novak Djokovic y caer, destrozando una raqueta, con Gael Monfils en Cincinnati.

Recuperando la normalidad. Se metió en un lío, salió de él. Son transformaciones, superaciones que ayudan más adelante. 



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