La transición, palabra convencional que significa –según la RAE– la acción y el efecto de pasar de un modo de ser o estar a otro y que hoy en día abunda en el fútbol moderno, no le va nada bien a la UD Las Palmas. La transición en su amplio sentido, no sólo cuando un rival pasa de defender a atacar vertiginosamente, como hizo ayer el Leganés en la segunda parte, sino también cuando el propio equipo cambia la identidad. Anda el cuadro amarillo en entender el nuevo modelo de juego que quiere implantar Luis Carrión y que dista en muchas cosas del que había durante los dos últimos años y medio con Xavi García Pimienta al mando. Mientras tanto, dos jornadas ya han pasado y el balance de resultados no es bueno: un punto de seis posibles.

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