Xixona ha culminado este lunes su trilogía festera de Moros y Cristianos con la celebración del Juicio Sumarísimo al Moro Traidor. Este singular acto es clave para el desarrollo de la batalla entre musulmanes y cruzados, que por la tarde han vivido una última batalla que ha terminado con la reconquista cristiana.
Esta historia de amor y traición representa el juicio, fusilamiento y entierro de un moro que engaña a sus compañeros por el amor de una mujer. Se trata de Beny Beny Chimeti, que enamorado de una cristiana coqueta decide desvelar la ubicación de un pasadizo secreto a los cruzado para poder asaltar por la tarde la fortaleza.
El origen se remonta a principios del pasado siglo, cuando Ximo Cremades Picó, un xixonenc de los Moros Grocs, decidió cambiarse de bando para formar parte de la filà Contrabandistes. Entonces sus amigos y excompañeros de los Grocs encontraron en este hecho un motivo de burla y crítica a la vez, lo que llevó a representar este acto hasta convertirse en el elemento clave de estos festejos. Además, en los parlamentos cada año se introducen referencias a la actualidad, tanto local como autonómica e incluso nacional, en clave sarcástica. Una deslealtad hecha tradición que se remonta a entre 1916 y 1919, y que pasa por ser un acto diferenciador en este tipo de festejos.
Así, el público ha podido ver como Chimeti ha sido llevado desde los calabozos, ubicados en la Casa Consistorial, atado por La Plaça, intentando huir sin éxito, hasta el Castillo, donde ondea la media luna desde la tarde del domingo. Allí ha sido juzgado y condenado a muerte por traicionar a Alá y a sus compañeros tras enamorarse de una cristiana. Tras su ejecución, ha llegado el entierro, que pasa por ser el acto más emotivo, elegante y solemne de los festejos, en el que los que han sido sus compañeros portan el cadáver del ajusticiado llorando pese a todo por su pérdida.
Ya por la tarde estaba prevista la embajada cristiana, donde la traición de Chimeti allanará el camino a los cruzados que recuperarán la fortaleza dando fin así un año más a los festejos. Cabe recordar que este año no ha habido procesión debido a la negativa del párroco de no sacar a los santos el jueves, día al que se cambió por votación hace tres años el acto.