Una boda es, casi siempre, una alegría. Sí, digo casi siempre porque estos eventos cada vez resultan más caros, por lo que los invitados se ven obligados a colaborar económicamente con los novios o novias para cubrir los gastos. Cada uno es libre de aportar más o menos dinero, así como de incluso no poner ni un euro. Sin embargo, poner poco dinero o directamente no poner, está muy mal visto.

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