Acababa de marcar Marcos Llorente el segundo tanto del Atlético, el que abrochaba la victoria en el estreno liguero del Atlético en casa ante el Girona, con un trallazo por la escuadra tras una galopada de casi 70 metros de esas tan suyas cuando desde la grada del Metropolitano se escuchó algo poco familiar. Por primera vez desde que fichó en 2019 procedente del Real Madrid, el futbolista comodín del equipo rojiblanco pudo oir, quizás con cierta sorpresa, como los presentes en el estadio en el estreno liguero le dedicaban un cántico con su nombre. Iniciado desde el fondo sur y coreado durante unos segundos por el resto del estadio, supuso un antes y un después en una relación fría y distante, calificable casi como de conveniencia, hasta la fecha.

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