En el fútbol puedes jugar mal y ganar, puedes merecer vencer y perder, puedes avasallar a tu rival y ni marcar o puede aparecerte la Virgen e imponerte cuando merecías ser goleado. Nada puede medirse en un deporte en el que sus protagonistas fallan goles sin portero en una portería gigante. Cierto es que esta noche, ante el Celta, el Villarreal no fue superior al conjunto vigués, no hizo más méritos que los gallegos para lograr el triunfo y quizá un empate hubiera sido lo más justo, puesto que los de Marcelino García Toral volvieron a mostrarse muy vulnerables en defensa.

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