El juicio a Daniel Sancho, el joven español acusado de haber matado y descuartizado a su amigo médico colombiano en Tailandia, está a punto de concluir. En unos días se dictará sentencia. Si es declarado, como todo indica, culpable podría ser condenado a la pena capital o a largos años de reclusión en prisión. En el primer caso, la pena de muerte podría ser conmutada por la de cadena perpetua por atribución del rey de Tailandia. En el caso de ingresar en la cárcel, posteriormente, y tras haber cumplido parte de la previsible condena, es posible que a Daniel Sancho se le trasladase a una prisión española para concluir los años de reclusión que le resten. Al final, tanto una opción como otra, dependerá de la decisión del monarca oriental.

Pero mientras esto se produce, en pocos días, nos preguntamos cómo podrá ser su obligada estancia en peligrosas cárceles de Tailandia.

Gran parte de los problemas que sufre el sistema penitenciario tailandés y sus centros carcelarios, tiene su base en la falta y escasa financiación y de recursos que los sucesivos gobiernos dirigen a este objetivo. Todo ello deriva en las condiciones precarias que se sufren, incluidas la deficitaria atención médica que se dedica a la población reclusa dedican.

El destino de Sancho sería Bang Kwang, nombre de la prisión tailandesa ubicada en la provincia limítrofe de Nonthaburi al norte de Bangkok. Se la califica como una de las cárceles más peligrosas e inmundas del planeta. Es una valoración hecha por la propia ONU. De hecho, su calificativo de ‘El gran tigre‘ viene de “cómo devora a los presos” que albergan en ella. Es una cárcel, formalmente, pero en la práctica supone todo un “infierno” para las personas recluidas en el centro.


Veamos que características de precariedad, peligrosidad e insalubridad tiene la cárcel de Bang Kwang , cuyas durísimas condiciones hacen de esta una de las peores del mundo.

1- Su población reclusa está compuesta por peligrosos criminales: violadores, asesinos y delincuentes condenados a muerte o que cumplen largas sentencias.

2- Se trata de una prisión superpoblada y con unos índices de hacinamiento de presos enorme. Existen celdas ocupadas por hasta más de doce reclusos. Expertos señalan que el centro penitenciario posee una capacidad para 3.000 personas, pero que en la práctica retiene en sus muros a más de 7.000.

3- Entre los numerosos factores de insalubridad, destaca el hecho de soportar unas temperaturas de más 30 grados de temperatura y un 90% de humedad en su interior. ‘El gran tigre’ es por ello un sitio infecto plagado de cucarachas y ratas.

4- Derivado de lo anterior y de esas condiciones de hacinamiento e insalubres, la propagación de enfermedades como VIH o tuberculosis, es un riesgo severo y amplio que sufren los presos. A este problema se le añade el ya señalado de deficitaria atención médica con solo un doctor y dos enfermeras para atender a los 7.000 presos.

5- Para mayor riesgo de la salud de los reclusos, hay que tener en cuenta la pobreza y precariedad alimentaria, pues su comida diaria, tanto en el desayuno, la comida y la cena, se reduce a arroz con algún elemento más, pero siempre el grueso del menú es este cereal de gran producción en el país tailandés. Es tan incomestible la comida que provoca, si se puede, que haya presos que paguen otros platos de manera diaria. La deficitaria atención médica que se dedica a la población deriva en una dejadez sanitaria que se complica, aún más si cabe, por las infraestructuras de saneamiento deficiente y la escasez de alimentos y agua. Todo un coctel perverso.

6- Es “normal” que la mayor parte de sus internos estén esposados con grilletes tanto en manos como en pies. De esa forma, es como el régimen tailandés intenta evitar peleas, motines, agresiones o huidas.

7- Otro dato que aporta más dureza al régimen disciplinario es que en esa cárcel no existen camas. Los presos duermen en el suelo, con apenas ventilación.

8- La ausencia de personal de las cárceles, con conocimiento de idiomas, genera dificultades de intercomunicación con los prisioneros extranjeros. Ello complica más y suma más adversidades al no poder comunicarse los reclusos foráneos y que no sepan tailandés, con el personal de la prisión.

9- Destaca la negligencia en cuanto al respeto de los derechos humanos. En el interior de los recintos penales. Informes internacionales avalan que se cometen abusos a los derechos humanos como la tortura, el maltrato y la detención arbitraria.

10- Por último, un problema añadido a este laberinto de sufrimiento de los presos, es la corrupción inherente al sistema carcelario tailandés. La corrupción afectaría de manera negativa en términos de la propia administración de justicia y de las condiciones de vida de los reclusos.

boton whatsapp 600

Fuente