A estas alturas es difícil encontrar personas que no conozcan, aunque solo sea de oídas, a Mary Poppins, un personaje literario inventado por Pamela Lyndon Travers, quien le fue dando vida a través de una serie de libros publicados a lo largo de casi seis décadas. La fama no le llegó hasta que en 1964 fue llevada al cine por Walt Disney, responsable de una maravillosa película musical sobre una familia inglesa de principios del siglo XX, los Banks, cuya vida se ve alterada con la llegada de una niñera mágica, caída del cielo procedente de no se sabe bien dónde, que debe cuidar a los dos niños rebeldes del clan. “[Mary Poppins] No es un ángel ni un demonio, una santa o una bruja, ni mucho menos un fantasma. Si a algo podría asemejarse sería a una musa griega, por su carácter inspirador, o a un hada de la tradición celta, por la labor mentora que ejerce con los niños a su cuidado”, comenta la historiadora María Tausiet en su libro Mary Poppins. Magia, leyenda, mito (ABADA), dedicado a un personaje que supuso la irrupción de la figura mágica femenina en la literatura juvenil.

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