En el verano de 2022 se desató una psicosis entre los jóvenes españoles por la oleada de pinchazos en discotecas, conciertos o fiestas patronales. Decenas de chicas denunciaron haber sido víctimas de intentos de sumisión química tras haber sido atacadas con agujas. Los locales de ocio nocturno reaccionaron a esta crisis adoptando medidas extraordinarias: más cámaras de vigilancia, formación del personal en la materia, copas con tapas…
Joaquim Boadas, secretario general de la asociación estatal Spain Nightlife y de la Asociación Internacional de Ocio Nocturno, asegura a Confidencial Digital que, este año, no les consta que se haya producido ningún caso de agresión por sumisión química a través de pinchazos en las discotecas españolas.
Un fenómeno alarmante: más de 200 denuncias
La preocupación por los pinchazos en discotecas y festivales acaparó titulares en toda España hace dos años. Decenas de personas, en su mayoría mujeres, aseguraron haber notado que alguien les pinchaba (normalmente en la pierna o en el brazo) durante alguna salida nocturna, lo que generó una ola de pánico.
Aunque los análisis posteriores no siempre confirmaron la presencia de sustancias en el organismo de las víctimas, el miedo y la desconfianza se extendieron rápidamente. La mayoría de las denuncias señalaban que los pinchazos tenían como objetivo la sumisión química, una práctica destinada a drogar a las víctimas para luego abusar de ellas o robarles.
El Ministerio del Interior contabilizó doscientos casos repartidos por todo el territorio nacional entre julio y noviembre de 2022, con especial incidencia en las zonas costeras, aunque se presentaron denuncias en ochenta comisarías diferentes. Hubo víctimas de distintos sexos, predominando las mujeres jóvenes, incluso menores de edad, y dos detenidos.
El fenómeno afectó a la industria del ocio nocturno, que se vio obligada a actuar para evitar que la situación se repitiera en los años posteriores. Aunque las investigaciones concluyeron que muchos de los pinchazos no contenían drogas –se planteó la posibilidad de que las jeringuillas se usaron como forma de coaccionar a la víctima–, el daño estaba hecho, y el miedo a ser atacado empañó la diversión nocturna para muchas personas.
Tapas en las copas y formación del personal
En respuesta a los incidentes de 2022, los locales de ocio nocturno decidieron tomar cartas en el asunto para garantizar un entorno seguro para todos sus clientes. Entre las acciones más destacadas, se encuentran el uso de tapas en las copas para evitar que se introduzcan sustancias extrañas en las bebidas, y la formación específica del personal en la detección de comportamientos sospechosos y la asistencia rápida a posibles víctimas.
“Nuestro personal recibe una formación por personal titulado, de cómo actuar ante cualquier emergencia, así como los protocolos internos ante una posible sumisión química y ante una posible agresión sexual”, explica David de las Heras, director general de la discoteca madrileña Teatro Kapital (una de las más grandes de España), en declaraciones a ECD.
“Toda la plantilla cuenta con equipos de radio, para que ante cualquier riesgo o amenaza puedan actuar lo más rápido posible y avisar urgentemente a las Fuerzas de seguridad del estado, que no tardan más de tres minutos en personarse en el centro de trabajo”, añade.
El secretario general de la patronal, Joaquim Boadas, destaca que: “Estamos formando al personal de seguridad para detectar casos de posibles víctimas que se puedan marchar del reciento en circunstancias extrañas y acompañadas de personas que no son con las que han entrado”.
Otra medida ampliamente adoptada es la distribución de tapas para los vasos y copas. Estas tapas cubren las bebidas y permiten que el cliente beba con una pajita, lo que reduce el riesgo de que alguien introduzca alguna sustancia en el líquido sin que el propietario se percate.
Cámaras de seguridad
Un mínimo de 58 denuncias se registraron sólo en Cataluña, según informaron los Mossos d’Esquadra. Una de las medidas que tomaron las discotecas catalanas consistió en la instalación de cámaras de videovigilancia en el interior de los locales.
Las cámaras permiten a los responsables de los locales monitorear mejor las áreas críticas y responder más rápidamente a cualquier comportamiento sospechoso.
También, se instalaron detectores de metales en las entradas y se realizaron cacheos para prevenir los pinchazos: “Si alguien lleva elementos punzantes no puede entrar, ni podrá entrar más”, aseguró Boadas en aquel momento en declaraciones a Europa Press.
Durante esos meses se incrementó la presencia policial en los espacios de ocio nocturno, se destinaron más patrullas estáticas para disuadir los diferentes delitos que pudieran suceder y se reforzó la vigilancia con agentes de paisano que vigilaban las inmediaciones.
Protocolo de actuación: “Pregunta por Ángela”
Joaquim Boadas recuerda también la existencia del protocolo de actuación internacionalmente conocido como “Ask For Angela”, que puede resultar extremadamente útil para prevenir agresiones sexuales en el ocio nocturno.
El protocolo procede de Gran Bretaña y proviene del término “Ángel” (protector) y en homenaje a Angela Crompton, una mujer que fue violada y asesinada en 2012. Se aplica en 18 países del mundo, entre ellos, España, que lo empezó a poner en marcha justo después de la crisis de los pinchazos.
Este protocolo funciona de la siguiente manera: Cuando una persona se encuentra incómoda porque una persona la está molestando, es acosada sexualmente o simplemente piensa que ha podido ser drogada con el objetivo de ser objeto de una relación sexual no consentida vía sumisión química, debe acudir a la barra o avisar al personal del local y preguntar si está Ángela (todo esto está explicado en carteles que se encuentran en el baño de las chicas).
Con este sencillo código o mensaje, que no despertará ninguna sospecha en el presunto acosador ni tampoco ningún tipo de alarma entre el público, se activa automáticamente el protocolo de protección de dicha persona.
Así las cosas, el personal del local que haya recibido la petición de si está Ángela, avisará de inmediato al personal de seguridad del local, que acudirá a la zona en la que se encuentre la persona que esté siendo acosada y en ese momento se procederá, de la forma lo más discreta posible, a separar a dicha persona del supuesto acosador, al cual se le invitará a abandonar el local.
Si los hechos revistieran un carácter grave, esto es, que ya se hubieran sobrepasado las típicos abrazos y balanceos sobre la persona acosada y hubiere habido tocamientos o bien acceso carnal, el personal de seguridad deberá avisar de inmediato a la policía, debiendo hacer lo propio si el presunto acosador opone resistencia, adopta una actitud violenta o bien se niega a abandonar el local.