En la Vuelta hay un equipo sin nombre, el que sólo aparece en las clasificaciones que ocupan los corredores. Y en la Vuelta, también, aunque no lo capten las imágenes de televisión, hay gente que protesta contra su presencia en la prueba. Algún día puede que ganen una etapa, porque no tienen malos corredores, aunque el más famoso, el que reúne un palmarés de aúpa, no lo han traído, porque realmente parece que ya no está para el trote de tres semanas de carrera, aunque se resista a renunciar a la competición.
En Rímini, Italia, final de la primera etapa del Tour, el hotel de este equipo estaba a apenas cien metros. Toda la noche los carabineros controlaron los camiones, el autobús, las furgonetas y los coches que emplean en carrera. La vigilancia se completó en toda la carrera y en Portugal pasó igual, aunque también es cierto que, por si acaso, un retén de policías vigilaba el aparcamiento automovilístico, que no es poco, de todas las escuadras en Lisboa.
Mínima referencia
Los responsables deportivos de este equipo, como es lógico, no se enredarán a la hora de explicar por qué el nombre de Israel, su principal patrocinador, no aparece en ningún espacio de los camiones, autobuses o coches. Si bien es cierto que comenzaron la temporada -y así se los pudo ver, por ejemplo, en la Volta– con los uniformes propios del año pasado, con el nombre del país bien visible, conforme han avanzado las carreras también ha ido desapareciendo de los trajes de los corredores, donde sólo existe una pequeña referencia, prácticamente invisible a ojos de los seguidores.
Resulta un poco incomprensible que el nombre de quien aporta la mayor parte presupuestaria no se distinga en la especialidad deportiva profesional que más necesita de la publicidad; entre otras cosas, porque los patrocinadores pagan para que su marca se vea bien maja en televisión y los corredores salgan la mar de monos en las fotos que se publican en los medios informativos.
Resulta casi innecesario escribir la razón de este anonimato, aunque si hay algún despistado será fácil recordarle que hay una guerra en Gaza. Trasladado al mundo del deporte, el Israel ha decidido no complicarse la vida y que los ciclistas luzcan principalmente la publicidad del segundo patrocinador de la escuadra, Premier Tech, y que sólo se distinga en el autobús del equipo una estrella de David tan y tan de diseño que hasta puede dar la impresión de que es cualquier cosa menos la estrella de David.
La escuadra de Chris Froome
En lo deportivo, aunque apenas corra, sigue siendo el equipo al que emigró Chris Froome, cuatro Tours, dos Vueltas y un Giro en el palmarés, después de dejar el Ineos, primero Sky, donde logró todos los éxitos deportivos antes de sufrir una caída entrenando la contrarreloj del Dauphiné de 2019 que, de hecho, frenó totalmente su carrera como ciclista. Desde entonces, y tras una complicada recuperación, sólo ha cosechado imágenes en las que se quedaba cortado al primer puerto, salvo una chispa de su anterior vida deportiva, en el Tour de 2022, sobre todo en la etapa de Alpe d’Huez ganada por su compatriota Tom Pidcock, donde acabó tercero; eso sí, con todos los nombres de sus patrocinadores bien visibles mientras ascendía por las 21 curvas más famosas del universo ciclista. Sucedió cuando el mundo no estaba tan alterado y preocupado como ahora.
Suscríbete para seguir leyendo