Desde la víspera del periodo festivo, la imagen de la Virgen del Pino en Teror se encuentra adornada con el tradicional manto de Los Pinos, un atuendo histórico que la Virgen ha llevado en varias ocasiones a lo largo de su historia. Este manto, uno de los más antiguos y apreciados en la tradición de la Virgen, se exhibe durante las Fiestas Patronales en honor a Nuestra Señora del Pino.
El manto de Los Pinos tiene sus raíces en el año 1778, cuando el rey Carlos III propuso al Obispado de Canarias la llegada del cisterciense Fray Joaquín Herrera de la Bárcena. Este manto, confeccionado en tisú blanco y bordado a mano en talleres valencianos, fue estrenado en 1785, durante la Bajada de la Virgen del Pino. El manto presenta bordados en seda con representaciones de pinos en colores verde y marrón, simbolizando una conexión con el entorno natural y la historia de la región.
Desde su creación, el manto de Los Pinos ha sido uno de los atuendos más utilizados para la Virgen. Se ha exhibido en ocasiones destacadas, como en 1981, para conmemorar el Año Mariano y el Medio Milenio de la Aparición, y en 1983, durante las celebraciones del bicentenario de la muerte del obispo donante. A pesar de su antigüedad, el manto ha mantenido su relevancia y se ha conservado con cuidado para eventos especiales.
El manto de Los Pinos es una de las opciones junto con el manto rojo, para vestir a la Virgen. La decisión final se toma cuando la camarera de la Virgen y la Iglesia consideran oportuno que la imagen luzca este manto especial, dada su importancia histórica y el estado de conservación del mismo.