Después de cuatro años de vicepresidenta e incluso después de ser nominada oficialmente candidata demócrata a la Casa Blanca, Kamala Harris continúa escuchando su nombre mal pronunciado constantemente. Por eso, en el último día de la Convención Demócrata en Chicago, subieron al escenario la actriz Kerry Washington subió al escenario con dos sobrinas nietas de Kamala Harris para explicarles cómo se pronuncia el nombre de su tía.
Con un desparpajo que robó el corazón a la audiencia, las dos niñas, Amara y Leela (hijas de la sobrina de Harris, Meena Harris) se presentaron a sí mismas ante los miles de delegados del partido y sus votantes, en el estadio con pantallas que suele acoger los partidos de la NBA de los Chicago Bulls.
«Primero se dice ‘Kama’, que se pronuncia como una «coma» en una frase», dijo Amara, la mayor de las dos hermanas. «Luego dices ‘La’, como ‘la-la-la-la-la‘», dijo Leela, la más pequeña. Luego, Amara pidió al flanco izquierdo del estadio que la imitara pronunciando «coma» y Leela pidió al lado derecho que dijera «la». Esa suerte de grito acompasado fue tomando forma hasta que Kerry Washington lo remató con un «para presidenta!!» y todo el mundo se fundió en un aplauso.
Humor contra los ataques
Esta ha sido una muestra más de cómo la campaña, desde que Harris cogiera las riedas, ha tomado la estrategia de darle la vuelta a las descalificaciones que su rival, Donald Trump, lanza contra ella. Lo hace de manera distendida, con humor, pero decidida. La pronunciación correcta de un nombre no deja de ser el primer reconocimiento que se hace de una persona como interlocutor válido, y su mala pronunciación, ya sea por desidia o a propósito, una forma de discriminación, micro-racismo que incide en la exclusión del que es diferente y la negación al sentimiento de pertenencia, algo que ha sido deliberadamente usados como arma entre la campaña de Trump.
Todo empezó en la campaña de 2020 cuando Harris fue nombrada segunda del que sería presidente Joe Biden. Cada vez que Trump decía su nombre, lo hacía de una manera diferente, para simular que era incapaz de retenerlo. Incitado por esa tendencia del movimiento MAGA (por las siglas de Make America Great Again) el senador republicano David Perduese, compañero de Harris en el Senado, se regodeó en el pretendido chiste en unas declaraciones antes del mitin de Trump: «Ka-MAL-a o Kamala, Ka-mala, -mala, -mala, no sé, como quiera que se llame«, dijo entre las risas de la multitud trumpista.
«La guerrera alegre»
En contraste, este momento entrañable ha sido una muestra más del esfuerzo por representar a una población diversa de unos ciudadanos americanos de diferentes orígenes. Harris, de madre india y padre jamaicano, que sería la primera mujer negra presidenta de los Estados Unidos, le ha valido al partido demócrata empezar a recuperar unos votos que venía perdiendo, particularmente entre otras mujeres de color.
El propio Barack Obama aludió a estos ataques, de forma sucinta, como un guiño, en su discurso esta semana en Chicago. «Esta convención siempre ha sido un buen sitio para los chicos y chicas con nombres graciosos que creen en un país donde todo es posible«, dijo el expresidente, que sufrió durante años ataques de republicanos por esta misma razón. Su segundo nombre, Hussein, sirvió para difundir alegaciones falsas sobre que no era nacido en EEUU (algo imprescindible para ser presidente del país, no basta con haber obtenido la nacionalidad posteriormente). En eso también, existen líneas paralelas entre los obstáculos que Obama tuvo que superar, y que se plantan ahora delante de Harris que, una vez más hizo gala de lo que su marido, Doug Emhoff, llamó en su discruso «una guerrera alegre».