Los atardeceres en la laguna rosa de Torrevieja tienen hartos a los vecinos de las Torretas. Hasta hace poco era una zona tranquila. Incluso en verano, cuando la masificación, las colas, los aparcamientos imposibles y los atascos kilométricos son la rutina del día a día en la ciudad.
Los vecinos de estas urbanizaciones que despliegan sus adosados por el contorno de las salinas, y del parque natural, gozaban de un ambiente que les permitía disfrutar con relativo sosiego de los meses estivales. Pero eso ha terminado.
La hora dorada
Cada tarde, cuando se acerca esa hora dorada en la que el sol se pone, los apacibles viales de las Torretas se llenan de coches y la redonda salinera de turistas en busca de likes para sus videos de Instagram o TikTok: los de la puesta de sol en la laguna rosa.
Las molestias para los residentes son evidentes. Y para el espacio natural protegido, también. Decenas de coches (mal) aparcados junto a la valla perimetral del parque natural formando una hilera interminable anuncian que el crepúsculo se acerca.
Mientras, con el objetivo de alcanzar la misma orilla del Charco, cientos de personas al cabo del día atraviesan el saladar por donde mejor les parece para capturar el momento que colgarán en su perfil. Para los residentes, ya sean los de todo el año o los que pasan sus vacaciones en el residencial, salir a pasear con la fresca se ha convertido en una actividad de riesgo.
Popularizada
Alentada por una publicidad turística municipal que muestra los atractivos del lugar obviando las medidas preventivas que necesita un espacio natural y vendiendo una experiencia turística que no puede garantizar el cumplimiento de la legislación ambiental, señalización, seguridad ni servicios, la puesta de sol se ha convertido ya en una de esas actividades de consumo turístico popularizadas en redes.
Una más que se añade a las habituales (aunque igualmente prohibidas) prácticas del baño en la laguna salada torrevejense o la aplicación de lodos de sus orillas. Continúan siendo caballos de batalla veraniegos para la empresa que explota la industria salinera y que ofrece la posibilidad de disfrutar de los atardeceres de manera controlada, previo pago -y autorizada- entre montones de sal desde sus propias zonas turísticas acondicionadas al efecto, tienda de souvenir de artesanía y otros productos de Torrevieja, degustaciones gourmet, y rutas a pie y en bicicleta.
Parque natural
Desde la dirección del parque natural, además, se recuerda que hay establecidos senderos delimitados para el paseo.
Es cierto que el Plan de Uso y Gestión de este espacio apenas los permite para la laguna torrevejense, mientras sí cuenta con una oferta completa en la laguna vecina de La Mata, con un centro de interpretación, senderos señalizados, zona de pícnic y miradores de avifauna. Nada de eso está habilitado para uso público en la laguna de Torrevieja, que para completar su oleada de éxito actual ha añadido la llegada desde 2020 de una numerosa e inesperada colonia de cría de flamencos que puntualmente anidan en la mota central de la laguna.
Flamencos
Afortunadamente la vorágine humana pegada a los móviles no está alterando su sorprendente decisión de repetir en la cría -hay muchos espacios naturales con flamencos, pero pocos de anidamiento-, desde hace cuatro años en una de las principales ciudades turísticas de España.
El Ayuntamiento llegó a recurrir a la Policía Autonómica y a los agentes ambientales de la Generalitat para invitar a los visitantes a dejar de acudir a bañarse a las orillas cuajadas en sal de la laguna hace unos años. Ahora le resta importancia a la degradación que provoca esta actividad.
Las imágenes en redes sociales no incluyen tampoco las picaduras de mosquito, los problemas de piel del baño en salmuera o las heridas si no se va pertrechado de escarpines para evitar los cortes que provocan los cristales de sal.
Cada atardecer, sin embargo, es un espectáculo. De masas, pero espectáculo. Y, además, gratis.
Cómo se disfruta de este atarceder
En el navegador de Google Maps no hay ni que buscar la calle. Se teclea laguna rosa y te lleva al sitio. En concreto, a varios tramos de la calle Sol de las Torretas en la que el vallado del parque natural presenta aperturas con senderos improvisados hasta la orilla cuajada en sal. Los carteles indican por todas partes que no está permitido el baño.Y que es un parque natural.
Primero se llenó de coches esa calle. Ahora también se ocupan las viales del parque aledaño en la hora punta. Que en la laguna rosa es de siete de la tarde a nueve de la noche. También llegan autobuses.
Mientras los cuerpos que flotan plácidamente en un agua hipersalina que alcanza los 30 grados en esta época del año las parejas inmortalizan el momento a golpe de selfie en la orilla.
Este jueves se observaba con algo de decepción porque las tormentas secas del interior de la provincia tapaban el sol a poniente.
El atardecer fue espectacular igualmente ayer con docenas de turistas de todas las nacionalidades esperando el momento culminante.
Los baños de lodos ya no son tan frecuentes al caer la tarde y se disfrutan más durante el resto del día. Durante años fueron la excusa perfecta para acudir a la laguna.Tampoco el rosa del agua es el mismo a lo largo del año y hora del día. Necesita sol y saturación de salmueras en junio, julio y agosto. Si además sopla el viento fuerte de Poniente o Levante es una experiencia singular la acumulación de espuma de sal.