El detenido ha llegado a los juzgados antes, incluso, de que estuvieran abiertos. Aun no eran las nueve de la mañana. Dentro tendría que esperar cuatro horas más, junto a la abogada de oficio que lo defiende, hasta sentarse frente al juez. La actitud del chico de veinte años, tranquila. Aunque desubicado y preguntando por qué estaba detenido. Su estado psíquico ha llevado a que el juez solicitara un informe al médico forense y ayuda para que, durante el interrogatorio, el investigado comprendiera las preguntas y que sus respuestas fueran entendidas. Tras permanecer una hora en la sala ha sido acusado de un delito de asesinato. Y, a la espera de juicio, permanecerá de manera provisional y sin fianza en un centro adecuado a su discapacidad. De hecho el magistrado ha solicitado otro informe para saber hasta qué punto los problemas mentales del presunto asesino hacen o no posible que sea imputado por el crimen que confesó haber cometido.

Fuente