Paula Badosa es un claro ejemplo de superación. La catalana vivió un auténtico calvario en forma de lesiones y dejó de disfrutar sobre la pista. Pero en esta gira norteamericana, la actual número 27 del mundo ha dejado atrás esas molestias que la mantuvieron alejada de la victoria para, ahora sí, volver a mostrar su mejor nivel de juego.
Tras un notable Wimbledon, Badosa conquistó el WTA 500 de Washington y estuvo a un paso de disputar la final del Masters 1000 de Cincinnati. Ahora, encara la esperada cita del US Open de la mejor manera posible. En los micrófonos de ‘El Larguero’, Paula ha valorado su situación actual: «No tengo ningún miedo a decirlo o a aceptarlo, es así. Creo que estoy jugando muy bien. No es ganar el partido, también es la manera en que los estoy ganando. Me veo jugando mejor y me veo mentalmente mejor... Mi estilo de juego ha cambiado un poco. Me toca cambiarlo, por la evolución del tenis. Ahora es todo mucho más agresivo y más rápido. Estoy más enfocada al saque y al resto», explica.
«CUANDO TRABAJAS, LAS COSAS LLEGAN»
Badosa se ha mostrado más sincera que nunca y ha relatado cómo vivió las molestias que sufrió en su espalda: «Yo siempre he creído que cuando trabajas y hay talento y ganas, las cosas llegan. En mi caso, a mí lo que más me preocupaba era la espalda, que me respondiera. No me estaba respondiendo, no lo hacía hasta que me infiltré una vez más antes de Roland Garros y desde entonces no he tenido ni una molestia más y estoy muy contenta con eso. Yo sabía que si eso me respondía iba a jugar bien en algún momento porque las ganas están. He trabajado mucho y creo que el talento también está», reconoce.
«PARA ELLOS MI RECUPERACIÓN ERA ESTAR PARADA»
La catalana reconoce que no ha sido fácil y que vivió un calvario con las infiltraciones: «Lo raro era que yo me tuviera que infiltrar tanto. Para ellos mi recuperación era estar un año parada, volver, máximo una infiltración y olvidarte del tema… Pero me dolía y no me servían las infiltraciones. El proceso bueno es el de ahora, en el que compito al máximo nivel. Pero hay días en los que me levanto y digo ‘uff, madre mía, me duele todo’. Me duele la espalda un poco más de la cuenta, pero me trato unas horas y ya está. Era el proceso que me tocaba desde enero, pero no sé por qué mi cuerpo no estaba respondiendo de esa manera».
La actual número 27 del mundo reconoce que su equipo médico valoró una posible retirada. «¿Si me llegaron a decir que me retirase del tenis cuando no respondía mi cuerpo? Me dijeron de estar parada más de un año y no hubiese habido posibilidad de volver a jugar a tenis de alto nivel. Y para mí no jugar a alto nivel no tenía sentido. Me dijeron que la única solución era casi la retirada. Me decían que tirase de infiltraciones, que son un parque que te tapa el dolor. Al final te estás poniendo mierda, corticoides y todo, en el cuerpo… por lo que cambia mucho tu físico. Pasas de ser una atleta a no serlo. Te hinchas y coges más peso. Me costaba las infiltraciones«, concluye.
Su próxima reto será en la esperada cita del US Open. La catalana nunca ha logrado superar la segunda ronda, pero aterriza en Nueva York con la ilusión por las nubes.