El informe que los Mossos d’Esquadra han entregado esta semana al juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena admite que trabajaron sobre dos escenarios y en ambos el expresident Carles Puigdemont terminaba entrando en el Parlament el pasado 8 de agosto. El documento que firma el hasta ahora jefe policial Eduard Sallent reconoce errores y explica que el dron con el que contaban no captó la imagen de la fuga porque se centró en el grupo de políticos con el que creían que caminaba el líder de Junts.

En el documento de 24 páginas, al que ha tenido acceso íntegro El Independiente, se recogen dos posibles escenarios. El primero: «El señor Puigdemont regresa a España con la intención de acceder al Parlament días antes a la celebración de la investidura»; el segundo: «El señor Puigdemont regresa a España con la intención de acceder al Parlament el mismo día de la investidura». No había más posibilidades sobre la mesa de la Policía autonómica, cuyo operativo fracasó.

Se ha especulado con la idea de que la cúpula de Mossos pudo haber pactado el arresto con el político independentista y que éste terminó engañando a Sallent para fugarse. El jefe policial en una rueda de prensa posterior a la huida negó tajantemente este extremo.

Había ocho agentes asignados a la zona del Passeig Lluís Companys, donde Puigdemont apareció para dar un fugaz discurso. Uno de ellos estaba situado al lado de la tarima y su visión fue determinante. Sobre las 8:56 de la mañana observó cómo el expresident accedió al interior del perímetro vallado «escoltado por un gran número de ciudadanos y políticos» para dar un pequeño discurso.

Este agente fue detectado por los asistentes como policía e increpado, pero pudo ver cómo sobre las 9:05 un grupo de tres personas se acercaron a la zona exterior del vallado, una vez Puigdemont ya se había escondido en la parte trasera del escenario, y manipularon las bridas que sujetaban las vallas. «Las cortaron de forma que se facilitó la posible entrada/salida», dice el informe.

El agente observó, «de forma clara y sin duda alguna», cómo el secretario general de Junts, Jordi Turull, se acercó con una gorra oscura de béisbol en la cabeza al interior del vallado y luego vio a Puigdemont con una gorra exactamente igual. El mosso intentó avisar a sus superiores, pero la emisora estaba colapsada y esto provocó la descoordinación posterior.

En el Centro de Coordinación, donde estaban los altos mandos supervisando el dispositivo, continuaron con toda la atención sobre la comitiva de políticos y autoridades que se estaban preparando para dirigirse al Parlament.

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