Lan República Democrática del Congo (RDC) está bañada en un mar en un raro metal de color azul, conocido como el cobalto. Este material es un componente esencial de casi todas las baterías recargables de iones de litio que se fabrican en la actualidad, como las de los coches, los ordenadores o los móviles. De hecho, es una parte necesaria para la propia transición ecológica.  Y, en concreto, el Congo es una de las regiones de las que mayor cantidad se extrae de este y de otros minerales, debido a que es el primer país del mundo en reservas de cobalto. Así, el 75% del suministro mundial sale de este país que, sin embargo, le acaba saliendo más caro al país. 


Las grandes empresas tecnológicas, así como otras compañías destinadas al transporte o a la transición ecológica, obtienen este elemento, con el que confeccionan los distintos dispositivos que tenemos normalizados, de campesinos y niños que trabajan en condiciones peligrosas y viven en una pobreza extrema. De hecho, UNICEF cifra en cerca de 40.000 los niños que trabajan en el sur del país explotando estas minas. Tal y como refleja su libro ‘Cobalto Rojo’ de escritor y activista Siddhart Kara, a estos trabajadores se les denomina como mineros artesanales, a través de los cuales se extrae el 30% de la producción y se trata de personas que utilizan herramientas rudimentarias y que trabajan con múltiples peligros. «A estos mineros casi siempre se les paga un salario mísero a destajo y deben asumir todos los riesgos de lesiones, enfermedades o muerte», explica una de las partes. Así, la explotación de este mineral está detrás de la explotación de derechos humanos de esta población. 

Desde Amnistía Internacional ya se denunció esta situación de vulneración de derechos constantes. Investigadores del organismo indicaron en 2023: «La población de República Democrática del Congo sufrió explotación y abusos importantes durante la época colonial y poscolonial, y se siguen sacrificando sus derechos mientras se la despoja de la riqueza que hay a su alrededor». Sobre todo, porque el territorio vive desde hace tiempo un cúmulo de guerras que impiden aprovechar los recursos en su beneficio.

De hecho, los recursos de este país son vendidos y empleados por grandes firmas estadounidenses, chinas e israelíes. En un informe elaborado por Amnistía internacional, llamado ‘Powering Chanche or Business as Usual?’, el organismo denunció que las compañías investigadas para realizar dicho documento que las mismas compañías que se beneficiaban de esta explotación se jactaban de sus altos estándares éticos, tal y como aparece en las conclusiones de este.

Además de los múltiples abuso que supone para las personas que extraen estos materiales, también suponen un fuerte impacto medioambiental contra las personas que viven en el Congo. Según Kara, el país habría sido contaminado por sustancias tóxicas vertidas en en la tierra, agua y el aire por las compañías mineras para estos metales, tal y como le explicó a Infobae en una entrevista. 

Varias empresas se han comprometido a reducir su uso del cobalto del Congo

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Varias empresas de renombre se ha comprometido a reducir el uso de cobalto o a abastecerse de productos más responsables, dada la preocupación generada por el impacto en los derechos humanos y en las implicaciones medioambientales de la extracción de este metal, al menos en esta región del mundo. Así, por ejemplo, Apple anunció que en el año 2025 la compañía iba a utilizar el 100% de cobalto reciclado en sus baterías. De igual forma, Tesla ha reducido en más de un 60% su consumo medio de cobalto y utiliza baterías sin ese material en algunos de sus nuevos modelos. El fabricante de coches BMW, en vez de apostar por el Congo, se abastece de cobalto extraído de Marruecos y de Australia a este respecto. 

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