Baleares siempre ha sido un semillero de grandes marinos que han sabido convertir la navegación en un arte y una forma de vida. En su libro más reciente, Lobos de mar, el periodista y guionista de televisión Pedro Jiménez Hervás ofrece una inmersión en las vidas de tres navegantes emblemáticos de las islas: el corsario Antonio Barceló, el regatista Sinto Bestard y el marino de rescate Lázaro Canet. El ejemplar incluye también otras historias de diversos nautas reconocidos de España.
En Lobos de mar, Jiménez no solo se limita a contar las memorias de los marinos, sino que profundiza en la esencia de lo que significa ser un «lobo de mar». Según el autor, «es alguien que vive con pasión el mar y que sabe manejar un barco y prepararlo para enfrentar cualquier desafío que la navegación le ponga en el camino». «Es alguien que ha elegido el océano como su hogar para realizar sus sueños, sus ambiciones y sus experiencias», prosigue.
La creación de este libro fue un proceso de inmersión profunda en el mundo marítimo, que incluyó entrevistas con más de cien profesionales del mar, así como un estudio de la historia naval española. «Siempre he sentido una profunda admiración por los marinos», confiesa Jiménez. «Desde niño me fascinaba la idea de estar en el mar y, aunque no me considero un ‘lobo de mar’, a lo largo de mi vida he conocido a muchos que sí lo son».
Esas experiencias, junto con lecturas y películas clásicas sobre el mundo marino, inspiraron al periodista a escribir este libro. «Es un homenaje a todos esos seres humanos que optan por vivir rodeados de mar la mayor parte de sus días», asegura.
Capitán Toni, el pirata honrado
Antonio Barceló, conocido como Capitán Toni, nacido en 1711 en el barrio pesquero del Puig de Sant Pere, en Palma, comenzó su vida marítima como capitán mercante y corsario, después de heredar un pequeño jabeque. Se enfrentó a piratas y enemigos de la Corona y logró capturar embarcaciones, confiscar botines y asegurar el bienestar de las familias de sus tripulantes caídos.
Jiménez lo define como «un personaje fascinante». «Empezó desde abajo, sin apenas cultura, pero con un talento natural para la navegación y el combate», asegura. «Su capacidad para cuidar de su tripulación, incluso en las circunstancias más adversas, le hizo muy querido por los suyos y temido por sus enemigos. Se podría decir que era un pirata honrado».
El periodista confiesa que durante el proceso de investigación le impresionó descubrir cómo, a pesar de la envidia de algunos oficiales de la Armada, «su fama se extendió a tal punto que se decía que con cuatro como él Gibraltar sería español nuevamente».
La superación de Sinto Bestard
Por su parte, la historia de Sinto Bestard es un verdadero ejemplo de superación y amor por el mar. A los 41 años, el mallorquín perdió la vista, pero esto no le alejó de su pasión por la navegación. A bordo de su barco, el Snooty Fox, navegó por los océanos con una habilidad que parecía imposible para alguien en su condición. Gracias a su agudo sentido del oído e intuición, era capaz de «escuchar» su barco, detectar cualquier problema y manejarlo con destreza.
«Bestard era un hombre que no solo se enfrentó a su ceguera, sino que la convirtió en una herramienta más en su navegación», asegura Jiménez. «Lo que más me conmovió fue su actitud ante la vida, ya que nunca se dio por vencido y supo contagiar su humor y optimismo a quienes le rodeaban».
Lázaro Canet, el guardián del mar
Por último, Lázaro Canet, marino de Salvamento Marítimo en Menorca, es otro ejemplo contemporáneo de lo que significa ser un lobo de mar. Desde 2009 ha trabajado en la Salvamar Aldebarán, un barco de rescate en las costas de Menorca. Su labor ha sido fundamental en el salvamento de náufragos, pescadores a la deriva y personas en peligro en el mar. De hecho, actualmente se encuentra en Fuerteventura realizando labores de rescate de migrantes que vienen en pateras.
Jiménez Hervás destaca de él su serenidad y calma en situaciones de emergencia. «Lo que más recalcaron de él las personas que entrevisté fue su sonrisa, que tranquiliza y da esperanza», afirma. Así pues, Canet es un hombre que ha encontrado su lugar en el mundo haciendo lo que ama y eso se refleja en cada una de sus acciones.
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