La cartulina, pegada a la espalda de una vecina de Mocejón que acudió ayer al multitudinario entierro de Mateo, simplificaba muy bien el sentir de este pueblo de Toledo de 5.000 habitantes: «Mateo, presente, haz justicia desde el cielo». Desde el domingo que Juan P., un joven con 20 años, asesinara con un cuchillo a un niño de 11 años que jugaba al fútbol con sus amigos, sin mediar palabra, sin razón alguna, el pequeño pueblo toledano ha vivido una noria de sentimientos y de emociones. 

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