Habló tras la ofrenda a la Virgen del Pilar y la recepción en el Ayuntamiento de Zaragoza el capitán Cristian Álvarez, que minutos antes y en la ofrenda se había emocionado con lágrimas en los ojos en las peticiones a la patrona, y el meta argentino, tras una temporada durísima en lo personal por las lesiones, lanzó un mensaje ilusionante en lo personal y en lo colectivo para la que será su octava campaña en el Real Zaragoza, donde está desde 2017. “Me veo preparador para ayudar, como el primer día que llegué aquí, enfocado en el trabajo diario. Lo dije al llegar y he recordado mucho esas palabras, puedo controlar lo que está en mi mano, que es el trabajo y la honestidad día a día, las 24 horas. Vuelvo a la casilla de partida y a trabajar desde ahí, para construir una temporada en lo personal muy bonita, ojalá así sea, que sea una campaña brillante sobre todo en lo institucional y en lo grupal”, reseñó.

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