El marido de Kamala Harris, Doug Emhoff, pionero en ostentar el título de ‘segundo caballero‘ como pareja de la primera mujer vicepresidenta del país, podría convertirse también en el primer ‘primer caballero’ (first gentleman) de Estados Unidos, la versión masculina de la ‘primera dama’ (first lady). El que fue un abogado de éxito en la industria del entretenimiento y dejó California para apoyar a su pareja en su misión en Washington, hizo más que un viaje de costa a costa. Una inusitada voz contra la masculinidad tóxica entró en la Casa Blanca: «Apoyar a las mujeres en su desempeño de papeles importantes es algo muy masculino«, dijo en una entrevista en 2022.
Emhoff, de 59 años, que ha participado en la Convención Nacional Demócrata en Chicago este martes por la noche, dijo en un comunicado que subiría al escenario con un objetivo: «Presentar al mundo a la Kamala que conozco», a la que definió como «defensora de la justicia«, «fiscal fuerte e inteligente» y «gran cocinera«.
Nacido en Brooklyn, Nueva York, y criado en Nueva Jersey, su familia se mudó a California cuando él era adolescente. Allí estudió y trabajó en bufetes de abogados de primera línea, como Venable y DLA Piper, del que fue socio, ganando hasta 1,2 millones de dólares al año. Casado en 2014 con Harris en segundas nupcias, Emhoff renunció a su trabajo en 2020 para evitar posibles conflictos de interés, cuando el presidente Joe Biden nombró a Harris su segunda de a bordo.
Desde la toma de posesión de su esposa, Emhoff ha tenido la oportunidad de moldear un rol para el que no existen unas tareas específicas pre-asignadas (ni un salario adjudicado). En los útimos cuatro años, según describe la Casa Blanca, se la ha asignado la coordinación del equipo de asistentes a la vicepresidencia y «escuchar a líderes comunitarios«, que incluye desde tribus indígenas a centros de salud reproductiva, y llevar sus demandas a la Casa Blanca. Pero de entre todos estos grupos de interés, hay uno al que Emhoff ha prestado especial interés: la comunidad judía, con la que se identifica a pesar de no ser practicante.
El primer judío en la Casa Blanca
Emhoff también ha sido el primer esposo o esposa judío de un presidente o vicepresidente de EEUU. Desde antes de la actual escalada de violencia en la Franja de Gaza, el ‘segundo caballero’ ha hecho de la lucha contra el antisemitismo una de sus prioridades. Ha sido, en parte, el gesto de complicidad del Gobierno de Biden con esta comunidad, dentro de la que cuenta con generosos donantes. Emhoff reunió a líderes judíos en la Casa Blanca y fue una voz principal al articular la respuesta empática de la Administración tras el ataque de Hamás del 7 de octubre. Pero este discurso ha tomado más importancia desde que Harris se convirtió en candidata oficial a la presidencia hace unas semanas. «Parte de la lucha contra el odio es vivir abierta y orgullosamente como judío y celebrar nuestra fe y nuestra cultura», dijo recientemente.
Emhoff viene a llenar el vacío que quedó al descartar como candidato a la vicepresidencia al gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, que además de venir de un estado decisivo para la elección, era un elocuente defensor de Israel. La ganancia de votos que podía haber reportado a la campaña, se estimó, constituía a la vez un riesgo demasiado alto que podía volverse en contra si calaba entre los protestantes que piden el fin de la guerra en Gaza y que ahora se congregan a las puertas de la convención demócrata. La elección de Tim Walz, gobernador de la rural Minnesota, como segundo de Harris quiere llamar al voto en los estados desatendidos. Y parece que está funcionando bien, con un Walz que se está probando mediático, viral y acertado.
Humanizar a la vicepresidenta
«Hay un chico, y es uno de los buenos… no lo googlees!!», le dijo a Kamala Harris su mejor amiga, que le organizó su primera cita a ciegas en 2013 con el que sería su marido. «Y por supuesto le googleaste, ¿o no?», le preguntó la presentadora del ‘Sunday Morning’ de CBS a Harris, cuando había sido recién nombrada vicepresidenta. «Lo hice», admitió Harris, que en aquella época era la fiscal general de California y aludió a su deformación profesional, estallando en una enorme carcajada, con Emhoff sentado a su lado en el sofá del plató, y con los ojos como platos. Que este clip se convirtiera en viral hace más de cuatro años fue un aviso. La espontaneidad, el buen humor y la sutil moraleja de mantener la suspicacia y tomar la sartén por el mango conquistaron las redes sociales ya entonces.
Su unión con Emhoff ha contribuido desde entonces a humanizar a una vicepresidenta, a veces presentada como fría y distante, de la misma manera que anteriores primeras damas lo hicieron por los presidentes. Emhoff tiene dos hijos, ya adultos, de su anterior matrimonio y que Harris contribuyó a criar. Este modelo de familia no tradional le valió a Harris que el candidato republicano a la vicepresidencia, JD Vance, la llamara «señora sin hijos y amantes de los gatos que tiene una vida miserable». Pero le salió el tiro por la culata: incluso la expareja de Emhoff salió en defensa de Harris, a quien sus hijastros llaman cariñosamente ‘momala’.