La Comisión Europea ha anunciado este martes un ajuste a la baja de los aranceles provisionales al automóvil de batería eléctrica importado desde China, una medida que Bruselas toma tras concluir que los fabricantes de este país gozan de una ventaja “desleal” por los subsidios que reciben de Pekín.

En el marco de las conclusiones de la investigación europea sobre las subvenciones anticompetitivas de China, el Ejecutivo comunitario ha revisado a la baja los aranceles una vez tiene en su mano una idea más clara de las ayudas de las que goza el sector automovilístico chino.

Siguiendo el proceso para comunicar a las partes afectadas el alcance de las medidas, Bruselas ha confirmado que el gravamen a BYD será del 17%, del 19,3% a Geely, y del 36,3% a SAIC. En todos estos casos, varias décimas por debajo de los primeros anuncios que hizo cuando planteó las medidas.

Otros fabricantes que han cooperado con los servicios comunitarios durante la investigación afrontarán un arancel del 21,3%, tres décimas más que en la primera propuesta, mientras que el resto que no han colaborado estarán sometidos al porcentaje más alto de 36,3%, una rebaja también con respecto al arancel máximo que puso la Comisión Europea sobre la mesa en junio del 38,1%.

Estos derechos se sumarán, además, al 10% que la Unión Europea ya percibe de manera general de las importaciones de vehículos eléctricos de batería.

9% de arancel a Tesla

Como novedad, Bruselas ha anunciado que fijará un arancel del 9% a Tesla por su producción en China después de completar un examen específico que la compañía de Elon Musk solicitó en el marco del proceso de investigación.

En su caso, el gravamen más bajo que el aplicado a firmas chinas se debe a que Tesla cuenta con una estructura empresarial más sencilla en China y no se autofinancia como sí sucede con otras empresas del sector que se benefician de ventajas que conceden las autoridades del país.

En el caso de joint ventures entre fabricantes europeos y chinos se aplicará el arancel previsto para las empresas asiáticas a las que estén vinculadas.

Los aranceles entraron en vigor en julio pero solo se recaudarán si la UE decide imponer aranceles definitivos cuatro meses después de establecer los provisionales. Bruselas ha fijado como fecha límite el 30 de octubre, por lo que los aranceles entrarán, si reciben luz verde de la Comisión Europea y los Estados miembros, en vigor al día siguiente por un periodo de cinco años.

Mientras, el Ejecutivo europeo mantiene contactos con Pekín para trabajar en una alternativa a la aplicación de los aranceles comerciales. Desde Bruselas insisten en que está en manos de China poner sobre la mesa una solución que permita resolver el problema comercial de la misma forma que haría el gravamen que proponen los servicios comunitarios.

Los servicios comunitarios activaron la vigilancia de las importaciones para estudiar medidas tras observar entradas “masivas” de casi 200.000 vehículos entre octubre de 2023 y enero de 2024, lo que representa un incremento del 11% en comparación con el mismo periodo del año anterior, en términos de media mensual, y del 14% en comparación con el período equivalente entre octubre de 2022 y enero de 2023.

De todas formas, la respuesta comunitaria genera dudas entre algunos países de la UE, como Alemania o Suecia, que temen las consecuencias de una guerra comercial con el gigante asiático, pero es vista con buenos ojos por otros como España y Francia.

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