«El niño no estaba bien desde hace mucho; en el colegio, en Primaria, ya le clavó un lápiz a otro compañero. Tenía un profesor de refuerzo por sus problemas, pero cuando los padres se divorciaron, los niños se fueron a vivir a Madrid con ella y solo venían de vez en cuando. Ni él ni su hermano tenían amigos… el padre tampoco está bien. En pandemia se metía con nosotros por vacunarnos. Nos decía que éramos asesinos». Así define una madre de Mocejón a J.P., el joven de 20 años detenido por presuntamente asesinar con un arma blanca a Mateo, un niño de 11 años que jugaba al fútbol con unos amigos en el polideportivo del pueblo. 

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