«Las cosas están encaminadas y la paz triunfante». Nicolás Maduro está convencido de que permanecerá en el Palacio de Miraflores hasta 2030. Ni las movilizaciones opositoras ni las presiones internacionales parecen perturbarlo. El presidente espera en las próximas horas que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) valide el resultado del Consejo Nacional Electoral (CNE) que proclamó su victoria en los comicios del 28 de julio. Brasil, Colombia, Chile, Estados Unidos y la UE han reclamado sin suerte que se presenten las actas que acreditan ese triunfo. El antimadurismo sostiene que ha sido Edmundo González Urrutia el vencedor de la contienda. Maduro se permite incluso la mofa. Sostuvo que González Urrutia, a quien ha llamado «inmundo», está «escondido» y «deprimido» por lo que sucede. Mientras, el fiscal general Tarek Willam Saab anunció que imputará por «homicidio» a María Corina Machado, la líder de la oposición y propiciadora de las manifestaciones callejeras.
Durante su programa televisivo de los lunes, Maduro, con el tono de un predicador religioso aseguró que «el amor está avanzando y los venezolanos se siguen integrando, pensando en futuro». Pero a la vez, se permitió la jactancia y sostuvo que desde enero de 2019, cuando el entonces diputado Juan Guaidó se autoproclamó «presidente encargado» con el respaldo enfático de Donald Trump y algunos países de la UE y la región, la oposición no experimentaba un fracaso tan grande como el de los últimos días. A la vez advirtió que tendrá «cero tolerancia» con el «fascismo«. Para Maduro, el que impugna los resultados electorales es un simple seguidor de Benito Mussolini y multimillonarios como Elon Musk.
Según el Programa Venezolano de Educación Acción en Derechos Humanos (Provea) «la presunción de inocencia, esa garantía del debido proceso y del derecho a la libertad, no existe en Venezuela para quienes asumen posiciones disidentes». Unas 2.400 personas han sido arrestadas y han muerto 25 tras las protestas derivadas del malestar con los resultados electorales. Para el Gobierno fueron estimuladas desde el exterior.
Momento de definiciones
En este contexto el TSJ avanza con el peritaje técnico de las actas entregadas por el CNE y algunos partidos minoritarios que participaron de los comicios. «Se desconoce aún cuál es la metodología que utilizan y también poco se sabe quiénes son esas personas que con particulares uniformes y mascarillas manipulan el material», señaló el portal ‘Efecto Cocuyo’. La televisión oficial ha asegurado que el trabajo del máximo tribunal, históricamente aliado al Palacio de Miraflores, consiste en la transcripción de los resultados que reflejan las actas de escrutinio. Los «expertos» que acompañan esa revisión pertenecen al Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (Ceela) y el Observatorio del Pensamiento Estratégico para la Integración Regional, instituciones que siempre han simpatizado con el madurismo. Para Andrés Velásquez, de Causa R, el proceso de validación es apenas un «montaje». El veredicto del TSJ determinará los próximos movimientos de países como Brasil y Colombia, pero también de Europa y Estados Unidos, convencidos como el Centro Carter y los observadores de la ONU que las anomalías del pasado 28 de julio merecen explicaciones que no se han ofrecido.
Encrucijada opositora
Desde el pasado sábado, cuando encabezó la procesión opositora por Caracas, Machado se mantiene en silencio. «Aferrarse al poder solo agudiza el sufrimiento de la gente. Es nuestra hora, la de millones de venezolanos que deseamos dar lo mejor de nuestras vidas para reconstruir el país», dijo en tanto González Urrutia. El candidato de la Plataforma de Unidad Democrática (PUD) consideró que cada día que pasa el madurismo «entorpece la transición democrática» y los venezolanos «sufren un país en crisis y sin libertad».
El Gobierno está convencido de que puede soportar una ofensiva en su contra, con nuevas sanciones incluidas, más allá de la posibilidad de que el éxodo cobre otro impulso y el conflicto interno vuelva a tener su incidencia en una economía que ha mostrado signos de recuperación gracias al papel que desempeñan las inversiones petroleras de Estados Unidos, especialmente. El curso de la crisis encuentra a Washington inmerso en una compleja campaña electoral.
Maduro se muestra ante sus seguidores como una autoridad que ha dado vuelta a la página de la disputa con la oposición, al punto de haber convocado para el 25 de agosto a una consulta popular que debe decidir sobre la materialización de numerosos proyectos comunales.