Ochenta y cinco años después de la detención de Miguel Hernández su memoria está todavía pendiente de la Justicia. Dos sumarios, dos procesos, sentenciaron el destino del poeta: Una pena de muerte, conmutada, pero en realidad camuflada bajo el agónico periplo carcelario que serviría para ejecutarla. Ahora distintos colectivos solicitan al Gobierno de España la anulación de los Sumarios por los que el poeta de Orihuela fue condenado y que se efectúe una declaración de reconocimiento y reparación personal a favor de su familia.

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