El A-10 Warthog, famoso por sus impresionantes capacidades en ataques terrestres y por su durabilidad en combate, es uno de los aviones más emblemáticos de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Este avión, conocido por su capacidad para soportar daños significativos y seguir operando, ha sido durante décadas un pilar en las operaciones militares estadounidenses.

Hace algunos meses, la Fuerza Aérea decidió enviar un escuadrón de aviones A-10 Warthog para escoltar un submarino de misiles balísticos nucleares de Estados Unidos en las proximidades del Estrecho de Juan de Fuca. Esta operación subraya la importancia y la versatilidad que ha tenido el A-10 en el arsenal estadounidense. A pesar de ello, la plataforma se enfrenta ahora al retiro, ya que la Fuerza Aérea de los EE. UU. planea reemplazarla con aeronaves más modernas que pueden adaptarse mejor a las necesidades actuales de defensa.

Este legendario avión ha sido una pieza clave en las tácticas aéreas del servicio militar durante muchos años, pero su destino parece estar sellado con la decisión de desmantelarlo. Sin embargo, algunos legisladores en Estados Unidos han sugerido que los fuselajes restantes del A-10 podrían ser entregados a Ucrania, lo que podría otorgarle a este país una valiosa herramienta militar en su conflicto en curso. A pesar de estas discusiones, el futuro del A-10 Warthog sigue siendo incierto y está en el aire.

El A-10 Warthog: ¿futuro avión de ataque en portaaviones?

Un punto de discusión que ha surgido es si el A-10 Warthog podría ser útil a bordo de portaaviones. Después del final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos centró gran parte de sus esfuerzos en desarrollar aeronaves tácticas diseñadas para transportar armas nucleares. Con el inicio de la Guerra Fría, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos dio menos importancia al desarrollo de nuevas plataformas de ataque terrestre.

Durante ese período, surgieron aviones como el McDonnell Douglas F-101 Voodoo y el Republic F-105 Thunderchief, pero no se desarrolló una aeronave de ataque terrestre más sofisticada. Como resultado, el Douglas A-1 Skyraider, un avión ya veterano, continuó siendo la principal plataforma de ataque terrestre de la Fuerza Aérea cuando estalló la Guerra de Vietnam.

A pesar de que el Skyraider era un avión competente para su tiempo, sufrió grandes pérdidas durante la guerra vietnamita, con 266 unidades destruidas debido a sus principales deficiencias.

Para abordar los problemas de ataque terrestre que enfrentaba el ejército estadounidense, se diseñó el A-10. Fairchild Republic fue la empresa encargada de desarrollar esta aeronave subsónica de doble turbofán a principios de la década de 1970. Desde su introducción, el A-10 se ganó el apodo de “bañera de titanio”, debido al blindaje de titanio que rodea toda su cabina. Esta protección adicional ha permitido que la tripulación sobreviva a impactos directos de proyectiles de alto poder explosivo y rondas perforantes a distancias muy cortas.

El A-10 Warthog: ¿futuro avión de ataque en portaaviones?El A-10 Warthog: ¿futuro avión de ataque en portaaviones?

Una de las características más destacadas del Warthog es su impresionante carga de armamento. El cañón Gatling GAU-8/A Avenger, que está ubicado bajo el morro del avión y es accionado hidráulicamente, puede disparar a una asombrosa velocidad de 3.900 disparos por minuto. Según lo explicado por Military.com, “El Avenger dispara una combinación de proyectiles incendiarios de alto poder explosivo (HEI) PGU-13/B de 30 mm con cebador eléctrico y proyectiles incendiarios perforantes (API) PGU-14/B. Los proyectiles HEI permiten al Avenger destruir vehículos con revestimiento ligero, pero el verdadero impacto del arma proviene de los proyectiles API, cada uno de los cuales incorpora más de media libra de uranio empobrecido superdenso”.

De acuerdo con lo detallado por Airforce Technology, el A-10 es capaz de lanzar una amplia gama de armas, que incluyen “las bombas de baja/alta resistencia LDGP Mk82 de 226 kg, las bombas de la serie Mk-84 de 900 kg, bombas de uso general de 226 kg, bombas de racimo BLU-1 y BLU-27/B Rockeye II, unidad de bombas de racimo CBU-52/71, municiones de efectos combinados y municiones dispensadoras de minas”.

A pesar de las capacidades sobresalientes del A-10, este avión nunca fue diseñado para aterrizar en portaaviones. Las pistas estrechas de los portaaviones y la falta de un gancho de cola en el A-10, junto con otras consideraciones técnicas, harían necesaria una revisión sustancial para crear una variante del Warthog que pudiera operar desde un portaaviones.

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