En 2004, en la convención demócrata en Boston, uno de los momentos más estelares y recordados fue el discurso de un joven senador negro al que entonces pocos en el país conocían, pero que no tardaría en cambiar la historia. Era Barack Obama, que cuatro años más tarde consiguió la nominación del partido y una victoria en las urnas que le convirtió en el primer presidente negro de Estados Unidos.
Aquel fue un hito político y racial en el país, de especial significado para la comunidad negra. Y pavimentó el terreno que ahora, con la candidatura de Kamala Harris, asoma a EEUU a otro avance sin precedentes: la potencial llegada al Despacho Oval no solo de la primera mujer presidenta (algo que Donald Trump truncó para Hillary Clinton), sino también de la primera de color.
“Esperanza”, una palabra que fue clave en la primera campaña de Obama, ha vuelto a la boca de todos los demócratas reunidos en la convención en Chicago, donde el expresidente y la exprimera dama, Michelle Obama, eran los oradores principales de la jornada de este martes, que cerraba Doug Emhoff, el esposo de Harris que se convertiría en el primer “primer caballero”. También lo ha hecho otro término que se repite y se palpa: “progreso”.
“Para la comunidad negra esto dice cuánto hemos avanzado como nación”, explica Willie German Jr., un delegado de Michigan, de 62 años, que fue teniente de alcalde de la ciudad de Muskegon y preside el “caucus’ negro en su condado. “Significa y muestra que EEUU está aceptando un cambio positivo hacia algo mejor. Y reivindica a los que llevamos tiempo defendiendo la diversidad, la igualdad y la inclusión”.
“La gente negra puede liderar”
Igual que el lunes Biden pasó el testigo de la vieja guardia a Harris y Clinton tendió a la vicepresidenta el puente de género, Obama lo hace en cuestión racial. Y aunque ni el presidente ni la candidata quieren poner el foco en ello, su propia historia como hijos de familias mixtas (padre de Kenia y madre blanca de Kansas en el caso de Obama, e inmigrantes de Jamaica y la India en el caso de Harris), y su trayectoria política en un mundo que durante los inicios de ambos seguía dominado por los blancos, es una realidad de representación ineludible.
“Harris muestra lo que este país podría ser y lo que de hecho podríamos representar, cómo podemos crear inclusión y un sentido de pertenencia”, dice DeMareo Cooper, un impresionante hombre negro de 45 años que es codirector del Centro de Democracia Popular, una red de más de medio millón de activistas en 51 organizaciones afiliadas en 35 estados y Puerto Rico. “Las jóvenes mujeres negras, mis sobrinas, las niñas, van a ver a una presidenta y hará lo mismo que Obama hizo para mis sobrinos, para mi hijo, para los hombres jóvenes”.
Cooper asegura también que esos «jóvenes necesitan ver que las mujeres pueden liderar y todo el mundo necesita saber que la gente negra puede liderar”.Y rechaza con contundencia una narrativa que extienden algunos observadores o informaciones de prensa que apunta a que, supuestamente, los hombres negros pueden tener reticencias hacia una mujer de color. “Estamos felices de ver a una hermana nominada”, reivindica. “Y en todas las conversaciones que yo tengo con otros hombres negros a Harris se le ve como mejor que Trump: inteligente, capaz, alguien que puede hacer el trabajo”.
El activista apela para reforzar su argumentación a su propio caso: “Los hombres negros estamos orientados de forma distinta hacia la noción patriarcal porque muchos de nosotros fuimos criados por madres, no estamos confundidos sobre el poder y las capacidades de las mujeres”, dice. “Mi madre, que me crió sola, era una de las personas más inteligentes, creativas y decididas que he conocido. Y crecimos de forma diferente, sin poner en duda la capacidad”.
Frenar los avances de Trump
Es cierto que Trump está logrando avances entre algunos votantes negros (mayoritariamente hombres), y sus esfuerzos por arañar votos en esa parte del electorado, como en el de los latinos, son evidentes. Pero también es cierto que los votantes negros son los más fieles a los demócratas (una fidelidad especialmente pronunciada en el caso de las mujeres). Y desde que Biden decidió renunciar en su intento de reelección y respaldar a Harris los sondeos han mostrado un freno en los avances del republicano.
Mientras una encuesta de ‘The New York Times’ y Siena College en octubre daba un 22% de apoyo entre votante negros registrados en seis estados bisagra a Trump (que en 2020 consiguió solo el 8% del voto negro), en la más reciente, ya con Harris como candidata, el respaldo al republicano entre el electorado negro caía al 16%.
Un partido, y un país, transformados
La histórica candidatura de Harris está permitiendo al Partido Demócrata, además, exponer y subrayar en la convención en Chicago su profunda diversidad, algo que se ha logrado tras décadas de trabajo para asegurar que el liderazgo y los cargos electos reflejaban mejor la base multirracial que sostiene a la formación. El lunes, en la primera jornada del cónclave, la inmensa mayoría de los quienes pasaron por el escenario fueron políticos y figuras negras, incluyendo iconos como el protegido de Martin Luther King y excandidato Jesse Jackson o estrellas en ascenso como el senador y reverendo Raphael Warnock.
“Cada convención es un momento, uno que contribuye a nuestro movimiento”, explicaba desde el escenario al inaugurar los fastos Jaime Harrison, presidente del Comité Nacional Demócrata y, como la presidenta de la convención, Minyon Moore, negro. Y recordó a figuras históricas como Shirley Chisholm, la primera congresista negra que trató también de ser candidata presidencial, y a Fannie Lou Hammer, una activista negra que en la convención demócrata de justo hace 60 años protestó por la exclusión de negros en la delegación de Misisipí y subrayó los problemas que persistían entonces en el sur para que los negros pudieran ejercer su derecho al voto. “Todos esos momentos nos han llevado a este momento de transformación”, dijo Harrison.
Es un cambio que ahora van a defender. Y es algo que explica German, el delegado de Michigan.“Kamala Harris dice algo que antes también dijo Obama: no vamos a volver hacia atrás. En nuestro avance haremos la vida mejor no solo para estadounidenses negros, que hemos tenido que luchar durante tanto tiempo y a los que aún nos quedan cosas que conseguir, sino que daremos esperanza a todo EEUU. Y con Harris y Tim Walz, el candidato demócrata a vicepresidente, nos ponemos en una buena senda hacia un cambio sistémico”.
Suscríbete para seguir leyendo