La agricultura y ganadería, ha sido a lo largo de los siglos la principal actividad económica de supervivencia en Gran Canaria, a través de unidades de producción familiar conocidas como «labranzas», con épocas de bonanza en función de la regularidad de las lluvias que favorecían las cosechas, alterada por periodos de carencias y hambrunas provocadas por la escasez de lluvias, temporales, plagas, conflictos sociales y epidemias, tanto de humanos como de la cabaña ganadera, que causaron el empobrecimiento de sus habitantes y consecuentemente merma en la población y favorecimiento de la emigración en busca de mejores condiciones de vida.

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