“Presoak kalera, amnistia osoa”, o lo que es lo mismo, “Presos a la calle, amnistía general”. Es el grito que durante décadas corearon en las calles del País Vasco y de Navarra los simpatizantes de ETA, que reclamaban que el Gobierno de España sacara de las cárceles a los cientos de presos que cumplían condena por participar en actividades terroristas.
Por esta postura, durante años, el autodenominado Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK, por sus siglas en euskera) ordenó a los etarras en las cárceles que se negaran a acogerse de forma individual a los beneficios, progresiones de grado y permisos que contempla la legislación penitenciaria. Al considerarse presos políticos, exigían ser liberados por una amnistía general para todos ellos.
Tras el fin de los atentados, y para facilitar la libertad de los presos, el colectivo flexibilizó su postura y permitió a sus miembros que empezaran a acogerse a beneficios individuales.
La reivindicación de la amnistía quedó aparcada, pero la tomó como bandera un grupo disidente dentro de ese conglomerado de ETA y la izquierda abertzale, que incluyó un nuevo colectivo de presos que se autodenominó Amnistia ta Askatasuna (“Amnistía y libertad”). Por eso Sortu volvió a hablar de amnistía, en medio de una crisis importante entre sus bases.
Varios terroristas presos siguen esta línea, muy crítica con la izquierda abertzale oficial, a la que acusan de haberse rendido ante el Estado español, por haber renunciado a la violencia sin haber conseguido avanzar hacia la independencia y el socialismo, y ni haber logrado la amnistía para los presos.
Uno de los etarras presos que se ha separado de la postura oficial de la izquierda abertzale y del EPPK es Daniel Pastor Alonso, condenado por asesinar al inspector de la Policía Nacional Eduardo Puelles con una bomba lapa en 2009. Este etarra cumple condena en la cárcel de Zaballa, en Nanclares de Oca (Álava).
Daniel Pastor envió hace unos meses una carta al Movimiento Antirrepresivo de Madrid, una organización que apoya a los presos vinculados a organizaciones de extrema izquierda y que también reclama para ellos la “amnistía total”.
La carta se publicó en una revista que lleva por nombre ‘Amnistía’ promovida por la citada organización. En su escrito, el etarra reflexiona sobre “la aprobación de la IIª ley de Amnistía Política desde aquella otra de 1977 con la cual pretendieron dotar de cierta legitimidad la reforma del fascismo abierto implantado por los golpistas del 39”. Se refiere a la Ley de Amnistía que aprobaron las Cortes en la Transición, para los presos por motivos políticos en la dictadura de Franco.
El asesino de Eduardo Puelles destila desprecio por esta amnistía y por sus principales beneficiarios: “En el otro escenario nacional, donde se circunscribe la novedad de la Amnistía a los ‘procesistas’ en Cataluña, ¿qué deciros? El Movimiento Popular y antifascista catalán, así como los distintos organismos antirrepresivos, habéis realizado un análisis pertinaz sobre las limitaciones y fines de esta iniciativa, así como la necesidad de seguir trabajando y luchando para superarlas, abarcando con ello al conjunto de represaliad@s y pres@s polític@s, indistintamente de los métodos de lucha empleados”.
Señala que la amnistía a los independentistas catalanes esconde “demagogia”, pero a continuación concede que tiene su aspecto positivo: “Considero como un estímulo esta ley de Amnistía, no obstante es una reivindicación histórica del movimiento democrático y antifascista de los pueblos de España, que los partidos domesticados negaban reconocer como viable y legal”.
Su petición a los miembros del Movimiento Antirrepresivo de Madrid es no cejar ahora en el empeño: “Nos toca mantener nuestras fuerzas en tensión y perseverar en la realización de nuestra Amnistía TOTAL dentro del amplio proceso democrático y revolucionario en el que estamos”.
Daniel Pastor está excluido del colectivo oficialista de presos de ETA, y por eso no aparece en la lista de “presos políticos” que mantiene actualizada Etxerat, la asociación de familiares de presos de ETA.
Pero no está del todo apartado, porque recientemente firmó una carta con otros trece terroristas de ETA en prisión: algunos, como Patxi Ruiz, son también seguidores de Amnistia ta Askatasuna, pero otros permanecen fieles a la línea oficialista, como Francisco Javier García Gaztelu, alias ‘Txapote’, jefe de los comandos de ETA y condenado por los asesinatos de Miguel Ángel Blanco, Fernando Múgica, Gregorio Ordóñez, José Luis López de Lacalle, y más políticos, militares y policías.