China prohibirá la exportación de drones que puedan ser utilizados con fines militares o terroristas. No le falta buena fe a la medida ni dudas sobre su eficacia. ¿Qué dron es inocuo si basta atarle un explosivo al más pedestre para convertirlo en un misil teledirigido? ¿Y cómo evitar que los drones del mayor productor del mundo acaben en ejércitos que los anhelan con cadenas de suministro cada día más enrevesadas? El masivo uso de sus drones en Ucrania sienta una certeza: en la historia de la aviación, tercamente liderada durante más de un siglo por Estados Unidos, China se ha hecho con uno de los sectores más prometedores, nacido como un divertimento y decisivo ya en las guerras.

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