Os Caneiros mostró nuevamente este domingo sus dos caras. La de los incondicionales de esta romería centenaria de Betanzos, que remontaron el río Mandeo con sus embarcaciones engalanadas tal y como prescribe la tradición para disfrutar de una comida campestre en familia o con amigos. Y la de los jóvenes que hicieron el camino a pie y abarrotaron el campo con sus pistolas cargadas de vino en una fiesta que se saldó con cientos de camisetas tintadas de morado y algún que otro chapuzón temerario al río.

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