Poco más de dos meses han transcurrido desde que Julián Calero, en su primera puesta en escena como entrenador del Levante, insistiera en que a este club, de una vez por todas, le irá bien. No es sencillo predicarlo y, ni mucho menos, predecirlo cuando el fútbol, capaz de cumplir infinidad de sueños, propinó en Orriols las peores pesadillas. El paso del tiempo, no obstante, cura las heridas, mientras que su transcurso sirve para despertar ilusiones enterradas. Fue el primer encuentro de la temporada, aún queda un mundo tanto por recorrer como por descubrir, pero el Levante quiere que todo le vaya bien en su nueva andadura en Segunda División. Lo demostró a las primeras de cambio y asaltando El Molinón, uno de los estadios más imponentes de la categoría de plata, gracias a los goles de Carlos Álvarez y Kochorashivili. No fue sencillo. De hecho, costó un esfuerzo mayúsculo, pero los pupilos de Julián Calero ya tienen sus primeros tres puntos del curso. La mejor manera de comenzar una temporada en la que todo tiene que salir bien. De una vez por todas.

Fuente