En un comunicado conjunto del New York Times y una investigación del Wall Street Journal, se reveló que una periodista con sede en Melbourne fue responsable de la filtración de datos personales de más de 600 miembros judíos australianos en un grupo de WhatsApp a principios de 2024. El New York Times ha anunciado que emprenderá acciones legales contra la periodista Natasha Frost, quien admitió haber cometido la filtración.

Los datos fueron posteriormente difundidos en línea, lo que provocó divulgaciones masivas de información personal, así como amenazas y acoso por parte de activistas pro-Palestina hacia los miembros del grupo.

De acuerdo con informes del New York Post y el WSJ, Frost descargó y compartió 900 páginas de contenido de un grupo privado de WhatsApp creado por judíos australianos tras la masacre del 7 de octubre, grupo que se había convertido en un “salvavidas” para sus miembros.

El incidente, que tuvo lugar en febrero, se saldó con la creación de una lista denominada “Zio600”, utilizada para intimidar a los miembros del grupo, según reportes de la Agencia Telegráfica Judía en ese momento.

Activistas pro-Palestina divulgaron en redes sociales nombres, fotos y páginas de muchos de los 600 integrantes del grupo, lo que desencadenó acoso tanto en línea como en persona, además de amenazas y vandalismo, según el WSJ.

En un caso reportado por el Jewish Independent, una familia judía de Melbourne se vio obligada a cerrar su tienda y esconderse después de recibir un mensaje con una fotografía de su hijo y la frase: “Sé dónde vives”. La tienda fue posteriormente vandalizada.

Por otro lado, según el WSJ, una profesora de secundaria en una escuela judía de Melbourne fue objeto de llamadas amenazantes que la acusaban de ser “cómplice de genocidio”. Como resultado, la mujer decidió instalar cámaras de seguridad en su hogar.

Alex Ryvchin, codirector ejecutivo del Consejo Ejecutivo del Judaísmo de Australia, comparó la lista con aquellas creadas por los nazis en su intento de exterminar a los judíos en Europa.

Frost admitió haber compartido la información con una persona, antes de que se distribuyera y publicara en línea, según lo informado por el WSJ.

Una portavoz del New York Times declaró que se habían tomado “medidas apropiadas” contra Frost, señalando que la periodista compartió la información “sin el conocimiento ni la aprobación del Times”.

En respuesta a las acusaciones, Frost afirmó al WSJ que compartió el documento con otra persona, quien luego lo difundió y utilizó indebidamente “sin su conocimiento o consentimiento”. Añadió estar “conmocionada” por los hechos y expresó un profundo arrepentimiento por su decisión.

El perfil de Frost todavía aparece en el sitio web del NYT, aunque sus datos de contacto parecen haber sido eliminados, según el Jerusalem Post.

El doxing, la divulgación de datos personales sin consentimiento con fines maliciosos, aún no es ilegal en Australia, pero el gobierno está considerando reformas a la Ley de Privacidad tras este incidente. En marzo de 2024, comenzaron las discusiones sobre reformas civiles propuestas para abordar la práctica del doxing.

Mark Dreyfus, fiscal general de Australia, presentó un proyecto de ley para prohibir el doxing, y según Christoph Schmon, director de política internacional de la Electronic Frontier Foundation, este incidente podría impulsar la creación de una nueva ley que lo ilegalice. Actualmente, no existe una ley federal similar en Estados Unidos.

En una entrevista en febrero con Radio 2GB, el primer ministro australiano, Anthony Albanese, condenó el incidente y declaró haber solicitado al fiscal general la presentación de una legislación. Albanese subrayó que el grupo de WhatsApp no tenía un fuerte componente político, sino que se centraba en el apoyo mutuo debido al aumento del antisemitismo en Australia. Añadió que la persecución en base a la religión o fe, ya sea judía, musulmana, hindú, católica o budista, es “absolutamente inaceptable”.

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