“Mi piel se pone rígida como el cartón”, resalta Patricia Martínez Vilariño, vecina de Teixeiro (A Coruña), de 43 años, con dermatitis atópica. “En mis peores épocas, estoy en carne viva, con todo lo que eso implica”, apunta Fátima Rodríguez Moreda, de Foz (Lugo), de la misma edad, con psoriasis. Ambas sufren enfermedades dermatológicas inmunomediadas, es decir, que se producen como consecuencia de una reacción anómala (inflamatoria) del sistema inmunológico. Dolencias con un “gran impacto” físico y emocional, muchas veces banalizadas, y para las que no existe una cura, aunque la dermatología actual está dando grandes pasos en sus opciones terapéuticas gracias, sobre todo, a los nuevos fármacos biológicos.

Fuente