Entusiasmo, alegría, esperanza. Todo lo que hace menos de un mes estaba ausente entre los demócratas de Estados Unidos conforme se encaminaban hacia las elecciones presidenciales de noviembre con el octogenario y debilitado presidente Joe Biden como candidato para medirse a Donald Trump fluye a raudales ahora. La vicepresidenta Kamala Harris ha cogido el testigo de esa candidatura y ha dado un vuelco inesperado a una carrera que ya era extraordinaria. Con la selección del gobernador de Minnesota, Tim Walz, como su acompañante en el ticket ha inyectado aún más vitalidad a su propuesta. Y la candidata y el partido llegan a su convención, que arranca este lunes en Chicago, con una energía que solo puede compararse a la que se palpó en 2008, con la también histórica candidatura de Barack Obama. 

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