El PSOE y Junts se disponen a transitar un nuevo camino que decidirá el destino de esta legislatura, pero todavía no saben de qué material está hecho. La disposición de los posconvergentes a colaborar con el Gobierno central ha disminuido mucho en los últimos meses, a raíz de la investidura del socialista Salvador Illa como president de la Generalitat y de la situación judicial de Carles Puigdemont, a quien el Supremo niega la aplicación de la ley de amnistía. Aun así, y a pesar de avisos tan serios como el voto en contra de sus siete diputados a la senda de déficit presentada por la Moncloa el pasado julio, no se cierran a continuar apoyando al Ejecutivo. Con este ambiente enrarecido, ambas partes se emplazan a una próxima reunión, que en principio tendrá lugar cuando comience septiembre, para redefinir sus relaciones.
“Tenemos que sentarnos y abordar el escenario con ellos”, señalan fuentes del Gobierno. “Ya veremos. Hay que esperar y hablar”, añade un alto cargo del PSOE. El optimismo no cotiza al alza entre los colaboradores de Pedro Sánchez, pero señalan que todavía es demasiado pronto para saber qué acabará pasando.
Si el partido de Puigdemont insiste en su posición contraria a respaldar a la coalición del PSOE y Sumar, cundirá en los próximos meses la impresión de que esta es una legislatura fallida. Sus siete diputados (vía votos a favor o abstenciones) son esenciales para que el Ejecutivo logre sacar adelante sus iniciativas. La más importante de todas es, con mucha diferencia, los Presupuestos del año que viene. Su aprobación permitiría a Sánchez culminar su mandato, conduciéndolo hasta 2027. Pero ahora mismo no está nada claro.
En Suiza y con mediador
En la dirección de Junts, mientras tanto, quieren que la cita se celebre “cuanto antes”, con la presencia del mediador internacional (el diplomático salvadoreño Francisco Galindo Vélez) y en Ginebra, la ciudad suiza en la que socialistas y posconvergentes se han reunido ya varias veces.
De momento, en las agendas de los negociadores del PSOE no aparece ningún encuentro a comienzos de septiembre. Todavía no hay fecha cerrada. Pero la cita tendrá lugar más pronto que tarde, explican en la cúpula del partido, donde la convocatoria por parte Junts para celebrar a finales de octubre un congreso, que definirá su nueva estrategia y servirá probablemente para que Puigdemont salga de allí como líder oficial de la formación (en la actualidad no ostenta ningún cargo), ha provocado que bajen los ánimos sobre unos Presupuestos de 2025 aprobados antes del 1 de enero.
El cónclave posconvergente coincidirá en el tiempo con la negociación en serio de las cuentas públicas del año que viene, así que los socialistas asumen que no es el momento más indicado para alcanzar un pacto. Pero el Gobierno no da la batalla por partida, y señala que en cualquier caso no sería “tan grave” que los Presupuestos que están ahora mismo en vigor, que son los de 2023, se prorrogaran unos cuantos meses hasta que los nuevos sean aprobados.
La casilla del Constitucional
Pero también hay alguna señal positiva. Junts parece haber aflojado públicamente sus exigencias al Gobierno sobre el proceso a Puigdemont al ver los escritos de la Fiscalía y la Abogacía del Estado. Los posconvergentes reclamaron la semana pasada “acciones concretas” a Sánchez frente al Supremo, después de que el alto tribunal decidiese, en contra del tenor literal de la ley, que no se le podía aplicar la amnistía porque el delito de malversación que se le imputa por el referéndum del 1-O queda fuera de la medida de gracia. El Ejecutivo, que ha dejado clara su oposición a la tesis de los magistrados en numerosas ocasiones, respondió, como avanzó EL PERIÓDICO, que poco podía hacer más allá de “esperar” a que el propio Supremo resuelva. Pero es “poco probable” que el alto tribunal otorgue la razón a los recursos presentados, reconocen fuentes de la Moncloa. Así que casi todo sobre la situación judicial de Puigdemont se fía a la siguiente casilla: el Tribunal Constitucional. Allí es donde Junts pondrá todo el foco para que Moncloa se movilice, teniendo en cuenta que hay una mayoría progresista.