Corría mayo de 2022. Los dermatólogos trasladaban el impacto que les estaba causando ver, por primera vez en sus consultas, las lesiones en la piel provocadas por la llamada viruela del mono, hoy mpox. «Da miedo. Mucho miedo», confesaba entonces el doctor Pablo Ortiz, jefe del Servicio de Dermatología del madrileño Hospital Universitario 12 de Octubre. Más de dos años después, el especialista vuelve a analizar para EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, los casos que han seguido viendo y lo que esperan ver en los próximos días en los hospitales tras la nueva emergencia declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y con una nueva variante circulando. De entrada, dice, y aunque España todavía no ha registrado ningún caso del actual rebrote como en Suecia, en el centro ya se están actualizando por lo que pueda ocurrir.
Desde abril de 2022, con datos del Ministerio de Sanidad, se han notificado un total de 8.101 casos de mpox: 7.521 en 2022; 319 en 2023 y 260 durante este 2024, con Madrid a la cabeza. Los médicos sostienen: los brotes son cíclicos, los países donde se registran tienen muchos menos recursos sanitarios y, en España, lejos de alarmarse, por ahora, hay que mantener la calma. Pero mantenerse siempre vigilantes.
Las lesiones en la piel
Fueron los dermatólogos los primeros especialistas en enfrentarse ‘cara a cara’ con un virus que provocaba lesiones en la piel que nunca antes habían visto y les dejaron sobrecogidos. A ellos, en aquel 2022, les tocó a responsabilidad de diagnosticar los casos, conseguir su aislamiento, conocer el comportamiento epidemiológico y, así, evitar la progresión del brote en España.
En la primera oleada describieron lo que veían de la siguiente manera: entre los síntomas, había adenopatías (inflamación en los ganglios) que podían ser bastante voluminosas. También explicaron que los síntomas dermatológicos no eran realmente característicos porque no eran específicos de la enfermedad, por eso había que hacer una prueba -como es la PCR- que demostrase la presencia del virus. Además, normalmente, el paciente presenta fiebre y, pasados unos días, aparecen esas lesiones en piel y en mucosas (oral o faríngea).
Dos años y tres meses
El doctor Ortiz hace un balance de lo que han visto estos dos años y tres meses en la consulta en torno al mpox y explica: «las lesiones (de apariencia similar a las de la viruela tradicional) se curan solas, en la mayoría de los casos, sin cicatriz. Pero había algunas que eran muy intensas o con mucha costra en superficie y esas dejan marcas hundidas que pueden aparecer en cualquier parte de la piel y son muy llamativas».
¿Qué ha aprendido sobre la enfermedad?. «Primero, que existía», responde. Habla de casos que empezaron a verse en humanos en los años 70. Salvo la gente que hacía cooperación o que había tenido conocimiento a través de algún congreso médico… el dermatólogo admite que la viruela del mono estaba «muy abajo» en el listado de diagnósticos diferenciales, aquellos que suponen hacer una lista de afecciones posibles que pueden estar causando unos síntomas.
«Yo tuve suerte porque estaba metido en un grupo de cooperación internacional y me mandan casos y, un año antes de la oleada en Europa, uno de los casos apareció por allí y al final aprendí que era lo que entonces se llamaba viruela del mono. Luego (con la experiencia clínica) aprendes cómo se transmite, cómo son las lesiones, dónde tienes que buscarlas, qué tienes que preguntarle a los pacientes en cuanto a qué tipo de contactos han tenido, cómo han sido, si han practicado sexo oral, si tienen promiscuidad… «, relata.
Los nuevos casos
Pasada aquella primera oleada de 2022, explica el doctor Pablo Ortiz que en Dermatología del 12 de Octubre siguieron recibiendo un «goteo de casos», con algunos picos relacionados con eventos multitudinarios donde se juntaba mucha gente. La gran mayoría de los contagios habían sido por contacto sexual. Hombres que tenían sexo con hombres, precisa.
«En los últimos meses, ha habido una bajada gradual de casos. Ha habido todas las semanas, pero poca cosa. De la nueva emergencia, todavía no hemos visto ninguno, pero ya estamos estudiando lo que tenemos que hacer, actualizando protocolos, repasando con los médicos nuestros de Urgencias cómo protegerse, con quién contactar… en previsión de que lleguen, que es posible que ocurra», señala el especialista del 12 de Octubre.
La transmisión
Sobre la nueva variante, añade, no tienen todavía mucha información «y ninguna experiencia». Sabemos lo que cuenta OMS: más de 15.000 casos y 461 muertes en lo que va de año y una mortalidad que no llega al 3,5 % en África. «No es esperable que ocurra aquí», indica. En este tiempo, también, ha podido ver el efecto de la vacunación en los grupos de riesgo. Aunque matiza: «Cuando llega el paciente ya con lesiones, prácticamente ‘tiene puesta la vacuna’ porque se ha contagiado. A veces familiares o conocidos o amigos, a través de un paciente que se ha infectado, han tomado la decisión de ponérsela».
Los pacientes han visto que pueden tener una enfermedad que puede ser ‘grave’ pero prácticamente en Europa no ha habido muertes, con lo cual, le pierden el miedo
Una de las cosas que ha ocurrido, advierte, es que «los pacientes han visto que pueden tener una enfermedad que puede ser ‘grave’ pero prácticamente en Europa no ha habido muertes, con lo cual, le pierden el miedo». Lo que más le preocupa actualmente al jefe del Servicio de Dermatología del 12 de Octubre es que «en esta nueva cepa el contacto -la infección se contagia de piel a piel (incluidas las relaciones sexuales) y también puede transmitirse por contacto con sábanas, toallas o ropa, advierte- empiece a ser por vía respiratoria. Siempre es una preocupación importante», concluye.