Carlos Alcaraz se encuentra en uno de los mejores momentos de su carrera profesional. Con el mundo del tenis a sus pies después de haberse proclamado ganador de cuatro Grand Slams a sus 21 años de edad y tras la reciente plata olímpica, en un torneo en el que solo Novak Djokovic fue capaz de vencerle, el horizonte profesional del murciano es ilimitado.

Sin embargo, este viernes fue derrotado en los dieciseisavos de final del Masters de Cincinnati por el francés Gaël Monfils, un tenista al que, a pesar de su talento, se presupone inferior al murciano, pero el deporte siempre puede tener esta clase de sorpresas.

Al acabar el encuentro, en el que Monfils se impuso por 4-6, 7-6 y 6-4, Alcaraz fue incapaz de controlar la rabia de la derrota y destrozó a golpes la raqueta contra la superficie de la pista, un gesto que nunca se le había visto y que otros grandes del tenis también han protagonizado en algunos momentos de extrema tensión.

La gestión emocional es una parte muy importante de la actividad deportiva de alta competición, especialmente en la derrota, cuando más cuesta mantenerse relajado y manejar la frustración. Alcaraz, hasta la fecha, había mantenido un comportamiento ejemplar en este sentido, pero el partido contra Monfils ha podido con él.

En consecuencia, las redes sociales se han llenado de comentarios y reflexiones sobre estas imágenes. Allgunos critican el gesto, otros elogian la ambición del murciano, y hay quien recuerda el precio de la herramienta que acaba destruyendo el tenista. El precio de la raqueta que utiliza Alcaraz, la Babolat Pure Aero 98, asciende a los 250 euros.

 

 

 

 

Reventar una raqueta es un gesto que se ha visto muchas veces en las canchas de tenis. De hecho, uno de los candidatos a ser considerado el mejor tenista de todos los tiempos, Novak Djokovic, ostenta el récord de esta estadística, con 62 raquetas destruidas a lo largo de su carrera. Roger Federer lo hizo cinco veces en toda su trayectoria profesional. Rafa Nadal, ninguna. Esta es la primera de Alcaraz, quien, sin duda, reflexionará sobre un comportamiento nunca antes visto en su persona.

 



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