Barcelona ha conmemorado este sábado el séptimo aniversario de los atentados terroristas del 17 agosto de 2017 que tuvieron lugar en La Rambla y Cambrils (Tarragona), con un acto de recuerdo y un homenaje a las víctimas en el Pla de l’Os del paseo barcelonés, y que ha contado con un minuto de silencio y una ofrenda floral, como viene siendo habitual en esta ceremonia.
En el acto, que ha empezado a las 10:00 horas, han participado víctimas, familiares y representantes institucionales como el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, el presidente del Parlament, Josep Rull, la consellera de Interior de la Generalitat, Núria Parlon, el conseller de Justicia y Calidad Democrática, Ramon Espadaler, y el delegado del Gobierno en Cataluña, Carlos Prieto. Entre otros asistentes, también ha podido apreciarse la presencia de la presidenta de Junts, Laura Borràs, del teniente de alcalde de Seguridad de Barcelona, Albert Batlle, y de algunos otros diputados del Parlament y concejales del consistorio barcelonés.
En el epicentro del ataque
El acto se ha celebrado en el Pla de l’Os de La Rambla, donde hace siete años se detuvo la furgoneta de los terroristas tras el atropello masivo en el paseo. La primera línea del acto ha estado reservada para víctimas y sus familiares, mientras que los representantes políticos se han colocado detrás de ellos. Tras el minuto de silencio, los asistentes han hecho una ofrenda floral, depositando claveles y rosas blancas, así como una figura de Iron Man, mientras sonaba el ‘Cant dels Ocells’ a cargo del violonchelista Marçat Ayats.
Después de los cargos políticos, han participado en la ofrenda floral representantes de cuerpos de fuerzas de seguridad (Mossos d’Esquadra, Policía Nacional, Guardia Civil y Guardia Urbana) y de emergencias, entre otros. Aquel atentado dejó un total de 16 fallecidos y más de una centena de heridos.
Protesta simultánea a la conmemoración
A su vez, de manera paralela al acto de memoria, en la parte exterior del perímetro reservado para el mismo, una veintena de personas han protestado en silencio con carteles con lemas como «Estado asesino», «Exigimos responsabilidades», «17A crimen de Estado» o «Terrorismo de Estado«, en referencia a las exigencias para investigar más a fondo las causas del atentado.
Minutos después del homenaje, el exasesor de la Unidad de Atención y Valoración de Afectados por Terrorismo (UAVAT), Robert Manrique, ha criticado la falta de atención a víctimas de terrorismo, y ha pedido reabrir una oficina para atender a víctimas, un protocolo de asistencia, y una ley catalana propia para ese cometido. El propio Manrique ha sostenido que Cataluña es una de las comunidades autónomas con mayor número de víctimas por terrorismo, y ha añadido que, más allá de actos de homenaje, el recuerdo debe hacerse, a su juicio, asistiendo a las víctimas vivas durante el resto del año.
La célula terrorista de Ripoll
La célula que perpetró los ataques estaba formada por 11 jóvenes, en su mayoría vecinos de Ripoll (Girona), de los cuales 2 murieron en una explosión en Alcanar (Tarragona), episodio que precipitó el atropello improvisado en Las Ramblas de Barcelona la tarde del 17 de agosto y el posterior ataque en el paseo marítimo de Cambrils, ya durante la madrugada del 18 de agosto.
Los fallecidos en la explosión fueron el imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, y Youssef Aalaa, mientras que Houli Chemlal, un tercer miembro, sobrevivió y fue detenido. Cinco fueron abatidos por los Mossos d’Esquadra tras el atentado de Cambrils (Said Aallaa, Mohamed Hychami, Omar Hychami, Houssaine Abouyaaqoub y Moussa Okabir), mientras que el conductor de la furgoneta y autor material del atropello masivo de Las Ramblas y que asesinó de una puñalada a un joven en Barcelona para huir en su vehículo, Younes Abouyaaqoub, fue neutralizado en Subirats.
En relación con los atentados también se detuvo a Driss Oukabir, por alquilar la furgoneta usada en el atropello de Las Ramblas, y Said Ben Iazza, por dejar sus documentos de identidad para que la célula adquiriera los precursores de los explosivos. Driss Oukabir fue condenado a 36 años de cárcel, aunque cumplirá la pena en Marruecos, tras la solicitud de expulsión del Ministerio del Interior, Mohamed Houli Chemlal fue condenado a 43 y Said Ben Iazza a 8 años, que finalmente el Tribunal Supremo redujo en 2023 a 18 meses de prisión, si bien ya se encontraba en libertad condicional desde 2021.