Escribió Octavio Paz que aprender a dudar es empezar a pensar y parece que en estos tiempos necesitamos mucho de eso para dejar de ser tan extremistas en nuestras convicciones, considerando que solo aquello que es nuestro credo es la verdad absoluta sin dejar ni una rendija para la duda y menos para una posible explicación sobre cuestiones ante las que nos volvemos tan extremistas como intolerantes y convertimos ciertos asuntos en un duelo al sol donde una de las dos partes ha de perder la vida. Porque en eso parece que consiste el triunfo en estos días en los que todo se tramita en relación a unos intereses que son de puro trámite y casi de ciencia ficción.
La última polémica tiene como protagonista la capital de la luz, París, que siendo tan hermosa le falta un Marwan o un Sabina que la canten y le sobran tantos ríos de tinta como han sido vertidos sobre el Sena con motivo del desfile de inauguración de los Juegos Olímpicos, donde el revuelo ha sido máximo «al considerar una blasfemia, un escarnio y una burla del cristianismo», así reza un comunicado de la Conferencia Episcopal de Francia, que un grupo de drag queens teatralizara La última cena, de Leonardo Da Vinci, sin duda uno de los momentos más importantes de la religión.
Se han dicho muchas cosas, in extremis y de dudosa alma cristiana, y también quienes concibieron la performance han indicado que la obra en la que se inspiraron fue La fiesta de los dioses, de Jan Harmensz Bijlert, cuadro en el que aparecen los dioses grecolatinos celebrando el matrimonio de Tetis y Peleo en una mesa presidida por el dios Apolo. Y si uno revisa la performance tiene mucho más que ver con la segunda pintura, la de Harmensz, que con la de Leonardo, pero eso ya da igual porque el discurso vuelve sobre la tan manida imposición de la ideología de género y habla de la unidad y del respeto cuando nunca hubo unidad ni respeto hacia los trans, los homosexuales, las lesbianas, las drag, las feministas y claro ¿por qué iba a haberla? Si total eran y para algunos lamentablemente siguen siendo lo peor y así los han vuelto a tratar, porque puede que se equivocaran o no y solo si dudamos empezaremos a pensar alejados de tantas imposiciones ideológicas que lo han sido durante siglos y más siglos. n
Suscríbete para seguir leyendo