En la corte de Enrique VIII, uno de los trabajos más apreciados entre la nobleza era ser elegido “groom of the stool”, el “mozo de las heces” que limpiaba las partes íntimas del monarca después de que hiciera sus necesidades. Semejante “lameculos” solía ser uno de los principales caballeros de la cámara real, hasta el punto que uno de ellos, sabedor de todos los secretos de palacio, llegó a dirigir la política fiscal de Inglaterra.

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