El diario ‘Arriba’, órgano oficial del régimen de Franco, fue uno de los primeros medios europeos -el primero español- en informar de la existencia del campo de concentración nazi de Mathausen con una serie de artículos publicados entre abril y junio de 1946, ahora recogidos en edición crítica por la Universidad de Cádiz (UCA).
La serie periodística ‘Yo he estado en Mathausen’ contó en ‘Arriba’ en 34 entregas -entre el 20 de abril y el 1 de junio de 1946- la peripecia del español Carlos Rodríguez del Risco, quien tras pelear en el bando republicano fue internado de los campos de concentración franceses, de donde salió alistado en la Legión Extranjera para combatir contra los alemanes, que lo apresaron y lo deportaron a Mathausen, donde sobrevivió cinco años.
Esta serie periodística, con ese mismo título, ha sido publicada ahora por la UCA en edición crítica de la profesora estadounidense Sara J. Brenneis, especialista en ese periodo histórico y catedrática de Español del Amherst College (Massachussets, EEUU), quien afirma que Rodríguez del Risco fue «el primer exiliado español en publicar en su país natal una historia de sus años de exilio».
También fue la de Rodríguez del Risco, nacido en Vilanova i la Geltrú (Barcelona) en 1907, «una de las primeras voces en toda Europa en revelar sus experiencias sobre un campo de concentración nazi», lo que hizo de la mano del periodista y escritor Rafael García Serrano, consciente del alcance periodístico de su testimonio.
De 7.000 españoles murieron dos tercios
Nada más ser liberado por el ejército norteamericano en mayo de 1945, Rodríguez del Risco se marcó como prioridad regresar a España, lo que logró hacer desde Francia, vía Argelia y Melilla, para luego trasladarse a la Península expresando su completa adhesión al régimen franquista.
Según Brenneis, el primer convoy de republicanos españoles llegó el 6 de agosto de 1940, con 392 hombres, al campo austriaco de Mathausen que, para cuando fue liberado, de los 7.000 deportados españoles que fueron encerrados allí, dos tercios ya habían muerto.
«Los nazis consiguieron cumplir sus propósitos con eficacia: de los casi 200.000 prisioneros que atravesaron por las verjas de Mathausen entre 1938 y 1945, al menos 90.000 murieron allí, de los cuales 16.000 eran judíos», escribe Brenneis.
Rodríguez del Risco entró en Mathausen junto con otros 168 españoles el 8 de septiembre de 1940 y, señala Brenneis, «estuvo internado en Mathausen cinco años, y sometido a las mismas palizas, privaciones y humillaciones del resto de sus compatriotas» hasta que «el trato empezó a mejorar cuando fue asignado a un comando externo de trabajos forzados en la primavera de 1941».
Tras llegar a España y haber renegado de su «incierto apoyo a la República y a las convicciones antifascistas que le habían motivado a luchar contra Hitler», Rodríguez del Risco, que antes de la Guerra Civil había sido militar de carrera y guardia civil, se trasladó a Santander, donde en la primavera de 1946 el escritor Rafael García Serrano, subdirector de ‘Arriba’, lo entrevistó.
Distanciarse de Hitler y pulir la imagen de Franco
En la entrevista que abrió la serie de 34 artículos en los que el propio Rodríguez del Risco contó su historia, éste le aseguró a García Serrano que «más de un corresponsal extranjero» había reclamado su reportaje pero que él sólo estaba interesado en que lo publicara la prensa española.
El testimonio de Rodríguez del Risco, señala Brenneis, «daría al traste con la completa ignorancia sobre la matanza de republicanos españoles en los campos de concentración en la que se había mantenido al público español».
La historiadora también apunta que este testimonio se publicó «justo en pleno esfuerzo del régimen por distanciarse de Hitler, redoblar las declaraciones de neutralidad durante el conflicto y pulir la imagen de Franco como salvador de los judíos.
Brenneis incide en que la serie ‘Yo he estado en Mathausen’ no se parecía «a ningún contenido publicado en la prensa española hasta el momento» y que tendrían que pasar treinta años hasta la publicación de un informe completo de las experiencias de los españoles en ese campo de concentración.
La historiadora destaca el valor testimonial de Rodríguez del Riso porque, además de nombrar a víctimas y torturadores con nombres y apellidos que han sido corroborados por la historiografía, menciona a individuos que ni siquiera aparecen en los archivos.
Por eso se sorprende de que la serie de artículos de Rodríguez del Risco no tuviera ningún impacto y que «ningún historiador de los campos nazis» haya hecho referencia a esos artículos porque, en caso contrario, «Rodríguez del Risco hoy podría ser un nombre conocido, un Primo Levi o un Jorge Semprún».