El número de ciudades en el centro de Israel afectadas por mosquitos transmisores de la fiebre del Nilo Occidental sigue creciendo, según informaron las autoridades esta semana. En medio del brote más severo del virus en más de 20 años, los casos confirmados han superado los 800.

En los últimos años, el Ministerio de Salud de Israel reportó 49 casos de fiebre del Nilo Occidental en 2023, 35 en 2022 y 38 en 2021.

El jueves, el Ministerio de Protección Ambiental confirmó la detección de mosquitos portadores del virus en las ciudades de Rehovot y Modiin, sumándose a los casos previos registrados en Tel Aviv, Ramat Hasharon, el Consejo Regional de Mateh Yehuda, las colinas de Jerusalén y el Consejo Regional de Yoav, situado al sureste de Tel Aviv.

Desde que se inició el brote en junio, un total de 61 personas infectadas con el virus han muerto en Israel.

La temporada de fiebre del Nilo Occidental en Israel ocurre generalmente entre junio y noviembre. Este año, sin embargo, la incidencia se adelantó, probablemente debido a las alteraciones provocadas por el cambio climático. Las zonas con alta humedad se convierten en un entorno favorable para la proliferación de mosquitos que, al picar, pueden transmitir el virus a los humanos.

El Ministerio de Protección Ambiental ha ordenado a las autoridades locales que refuercen las medidas de vigilancia y control de plagas, tanto en áreas urbanas como rurales. Además, se ha instado a los ciudadanos a tomar precauciones para reducir la exposición a las picaduras.

Por su parte, el Ministerio de Salud ha emitido una serie de recomendaciones para protegerse de las picaduras de mosquitos, como el uso de repelentes y dispositivos antimosquitos, vestir ropa larga durante la noche, instalar mosquiteros en las ventanas y utilizar ventiladores.

El virus del Nilo Occidental es transmitido a los humanos a través de las picaduras de mosquitos infectados, sin posibilidad de contagio de persona a persona.

Aproximadamente el 80 por ciento de las personas infectadas no desarrollan síntomas, mientras que el 20 por ciento puede sufrir fiebre, dolores de cabeza y molestias corporales. Menos del 1 por ciento de los casos presenta complicaciones graves, como encefalitis o meningitis aguda.

Los adultos mayores y aquellos con sistemas inmunitarios debilitados son los más vulnerables a desarrollar una forma severa de la enfermedad.

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