En el mar de urbanizaciones y viviendas ilegales construidas durante décadas a lo largo y ancho de la comarca de la Safor, llama la atención que solo tres municipios hayan recibido ayudas de la Generalitat para redactar planes que permitan reducir el impacto que causan esas construcciones y, al mismo tiempo, hacer que sus dueños dispongan de los servicios mínimos exigibles.

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