El pasado 22 de diciembre el fuego originado en el garaje de una vivienda de la rúa Cañoteira del barrio de Meixonfrío hizo cambiar por completo la vida de sus propietarios Rafael Maceira, de 88 años, y Mercedes Pampín, de 75 años, a pesar de que aquel día no sufrieron daños personales. El problema está en que casi ocho meses más tarde no consiguen que la aseguradora les facilite la memoria de daños para poder buscar empresas constructoras que pongan a punto su casa, ya que se vio afectada por completo por el humo.
Por este suceso se han tenido que trasladar a una casa que tenían en Cabo de Cruz, mientras que su hijo Rafael, que vivía con ellos, permanece de alquiler en Santiago, pagado por la compañía de seguros. El próximo mes de septiembre la aseguradora dejará de pagar, cuando se cumplan seis meses desde la entrada en el piso. En total ha conseguido una cantidad de 600 euros al mes. Su hermana, Uxía Maceira, señala en conversación con EL CORREO GALLEGO que el seguro tardó tres meses en facilitar el dinero, “que foi o tempo que nos levou atopar algo que se adaptara ao prezo que eles ían pagar”.
Tanto Mercedes como su marido Rafael están afectados por la situación que les está tocando vivir. Como residentes de Santiago desde toda la vida, su día a día se ve perjudicado. “Estoy deseando volver, tengo que andar yendo y viniendo a los médicos y en Cabo de Cruz no tengo los servicios que hay aquí”, comenta Mercedes, quien en estos momentos debe acudir a la ciudad con cierta periodicidad ya que recientemente fue operada de una rodilla.
“Mi marido construyó la casa con la ayuda de los obreros, una vivienda que es probable que no volvamos a habitar el resto de nuestras vidas”
Entre lágrimas asegura estar “mal física y psíquicamente” y sentir “impotencia por todo lo que estamos pasando”. Lo mismo siente su marido, quien se encarga de acercarla en su vehículo a las revisiones médicas.“Él mismo construyó la casa con la ayuda de los obreros, una vivienda que es probable que no volvamos a habitar el resto de nuestras vidas”, dice.
Mercedes comenta que su póliza tendría que decirles el valor total del desastre en menos de cuarenta días, cuando los trámites ya se retrasan cerca de ocho meses.
Un largo proceso sin respuesta
Es su hija Uxía Maceiras la que cuenta todo por lo que está pasando la familia. “A casa é de tres plantas e estaba dividida en dúas vivendas, unha na que vivían meus pais, e outra planta estaba ocupada polo meu irmá”, cuenta en detalle.
En el garaje, que ha quedado totalmente destrozado había dos calderas. También había en este espacio dos congeladores, dos depósitos de gasoil con más de 1.000 litros cada uno y el coche del hijo. Uxía Maceira detalla que se trataba de un coche clásico que estaba asegurado por un valor pactado. “O seguro tiña que darlle 42.000 euros, pero finalmente tan só lle entregou 18.000”, relata, a lo que añade: “É un tema que xa está no xulgado”.
El garaje comunica directamente con la vivienda, por lo que el fuego invadió todas las estancias. Tienen dos cocinas que han quedado inservibles. “O lume entrou polo tubo da campana extractora e afectou á cociña principal. Na outra, o lume entrou pola porta que une o garaxe”, detalla.
Por las llamas se quedaron sin luz y agua, además de que se produjeron roturas en el bajo. Por este motivo, se tendrían que realizar los trabajos correspondientes, a los que se sumaría la necesidad de pintar todas las habitaciones de la vivienda, “tendo en conta que tamén hai gretas nas paredes”.
Uxía recuerda que desde un primer momento gente de su alrededor con conocimientos les habló de que la inversión necesaria para paliar los daños ocasionados por el fuego rondaría los 150.000 o 200.000 euros.
A los pocos días del incendio se realizó el peritaje. El primer paso era proceder con la limpieza de la vivienda. La afectada afirma que fue difícil “atopar unha empresa xa que moitas non presupostaban limpezas por incendios”. Con la que finalmente llegaron a acuerdo tardó dos meses en acudir. “ A que aceptou tardou dous meses en ir e realizou o servizo dende finais do mes de febreiro ata finais de marzo”, señala. El gasto, 10.000 euros, fue pagado por el seguro.
El perito encargado de la valoración acudió a la vivienda tras finalizar la limpieza, pero no les entregó la necesaria memoria de daños para que los afectados pudieran solicitar presupuestos a empresas de construcción, ya que son los propios propietarios los encargados de gestionar todo el proceso. “A compañía tennos que dicir o que cubre e o que non porque senón non podemos actuar”, indica.
En estos meses y desde esa última visita del perito tan sólo han recibido una carta en las que se le informaba de que no se les iba a renovar la póliza por siniestralidad.
Por todo lo sucedido y el tiempo que llevan esperando, la familia ya contempla poner una denuncia. “Esperabamos unha solución pero non nos vai quedar outra que acudir ao xulgado”, señala.
En referencia a las causas que originaron el incendio, Rafael y Mercedes conocieron lo que les trasladó la policía científica tras la oportuna investigación. Lo sucedido fue una “sobrecarga de un circuito eléctrico”.